miércoles, 2 de diciembre de 2015

UNA MISIÓN TRATARÁ DE CAPTARLAS Y PROBAR LAS TEORÍAS DE ALBERT EINSTEIN Ondas gravitatorias

El lanzamiento del satélite científico europeo LISA Pathfinder, previsto para la madrugada de hoy, se retrasó -al menos un día- por problemas técnicos en el cohete de lanzamiento, anunció la Agencia Espacial Europea (ESA).

Los científicos europeos están tratando de solventar el problema, tras una "revisión de los resultados", se decidirá si el lanzamiento puede tener lugar mañana, sólo con 24 horas de retraso.

LISA Pathfinder, el satélite de la ESA) está encargado de probar la tecnología que dentro de unos años utilizará el futuro observatorio de ondas gravitacionales de la ESA.

Las ondas gravitacionales del espacio, predichas hace 100 años por Albert Einstein en su Teoría General de la Relatividad, son ondulaciones producidas en el espacio-tiempo por los acontecimientos más violentos del Universo como la fusión de agujeros negros o la explosión de supernovas.

La teoría sostiene que estas ondas abundan en el Universo y transportan información sobre los fenómenos que las originaron, probablemente, del propio Big Bang que dio lugar al Universo.

Por ahora, se sabe que estas ondas existen pero no han sido captadas de manera directa.

La misión LISA Pathfinder viajará al espacio a bordo de un cohete lanzado desde la Guayana francesa. Su destino final es el punto de Lagrange, situado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, donde las fuerzas gravitacionales entre el Sol y la Tierra se encuentran más equilibradas.

El LISA Pathfinder tiene como misión probar una novedosa tecnología que trata de registrar las ondas gravitacionales postuladas por Einstein.

Así, la misión de LISA Pathfinder no es captar ondas gravitacionales por sí misma, sino probar a pequeña escala el funcionamiento de la tecnología de LISA, el futuro observatorio que será el encargado de detectarlas con la ayuda de tres satélites que tratarán de interceptarlas.

En resumidas cuentas, LISA Pathfinder será algo así como un ensayo general de los instrumentos del futuro observatorio que empezará a operar en el año 2034.

Y como esta tecnología no puede ser verificada en la Tierra, debido a la influencia de la gravedad terrestre, debe ponerse a prueba en el espacio, algo que LISA Pathfinder hará después de llegar a su órbita, entre febrero y septiembre de 2016.

"Para detectar las ondas gravitacionales hay que medir la distancia entre dos cuerpos en caída libre con una precisión altísima, sin ninguna otra perturbación que altere sus posiciones", explica Carlos F. Sopuerta, investigador principal del grupo de Astronomía Gravitacional-LISA del Instituto de Ciencias del Espacio.

LISA Pathfinder hará este experimento con dos masas cúbicas idénticas, de 46 milímetros de lado y hechas de una aleación de oro y platino, que flotarán el vacío y mantendrán una distancia constante de 38 centímetros.

Del éxito de este satélite dependerá que después LISA reproduzca estas condiciones pero en una escala mucho mayor, con tres naves espaciales separadas por más de un millón de kilómetros, una distancia que permitirá "detectar las ondas gravitacionales provenientes de los fenómenos más interesantes del Universo", explica Sopuerta.

Lo más complicado de la misión de LISA será mantener las condiciones de caída libre y, por eso, este satélite incluye tecnologías creadas exprofeso para contrarrestar las otras fuerzas, desde la presión que causa la radiación solar a los efectos de temperatura o las fuerzas magnéticas del propio satélite.

Destino final

Llegará a Lagrange, situado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, donde las fuerzas gravitacionales entre el Sol y la Tierra se encuentran más equilibradas.

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