viernes, 27 de junio de 2014

Descubren tres agujeros negros a 4.000 millones de años luz

Un grupo internacional de astrónomos descubrió tres enormes agujeros negros, cuyo tamaño supera en miles de millones la masa del Sol, a una distancia de unos 4.000 millones años luz de la Tierra, informó el científico Ian Heywood, uno de los responsables del estudio.

"Los sistemas de múltiples agujeros negros supermasivos son raros", dijo Heywood, astrónomo de la Organización para la Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad de Australia (CSIRO), en declaraciones a la cadena australiana ABC.

El equipo liderado por Roger Deane, de la Universidad de Cape Town, en Sudáfrica, descubrió este nuevo sistema de tres agujeros negros mediante cuatro observatorios internacionales interconectados para operar como un poderoso telescopio.

Los investigadores se centraron en la lejana galaxia SDSS J1502+1115, donde descubrieron que dos de los tres agujeros negros supermasivos estaban separados solo por una distancia de 456 años luz y que orbitaban entre sí.

La velocidad de la órbita de estos dos cuerpos que conforman una especie de sistema estelar binario supera en 300 veces la velocidad del sonido en la Tierra, según el astrónomo.

El descubrimiento, que supone el sistema más ceñido que se conoce hasta la fecha, ayudará a entender cómo estos cuerpos se fusionan e influyen en la evolución de las galaxias, afirmó Heywood.

Los sistemas de órbita ceñida como la descubierta por el equipo de Dean son una de las fuentes primarias de las ondas gravitacionales, según la teoría de la relatividad general de Albert Einstein.

Además, los estudios sugieren que las grandes galaxias tienen un agujero negro masivo en el centro, aunque solamente se han descubierto un puñado de ellas, por lo que este hallazgo publicado en el último número de la revista Nature sugiere que son más comunes de lo que se cree.

Heywood explicó que sería muy raro que los tres agujeros negros se fusionen entre sí y lo más probable es "que uno de los agujeros negros sea expulsado del sistema para que los otros dos se asienten en una órbita más estable y eventualmente se unan".

martes, 24 de junio de 2014

El robot Curiosity cumple un año marciano de exploración en el planeta rojo



El robot Curiosity cumple hoy un año marciano -equivalente a 687 días terrestres- de exploración en el planeta rojo, donde ha comprobado que en Marte hubo, alguna vez, condiciones ambientales para la vida, informó hoy la agencia espacial estadounidense (NASA).

El vehículo explorador partió el 26 de noviembre de 2011 en un cohete Atlas desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida, y descendió el 6 de agosto de 2012 en el cráter Gale con la misión de averiguar si Marte ha tenido vida.

La misión inicial se había programado para un año marciano, o 1,88 años terrestres. Pero el Curiosity sigue funcionando bien y la NASA indicó que seguirá operando en la medida en que los neumáticos del vehículo puedan lidiar con el terreno.

Hasta ahora, en veintitrés días de desplazamientos, el Curiosity ha recorrido 7,9 kilómetros de la superficie marciana.

Desde que el vehículo, que pesa unos 900 kilogramos y está equipado con cámaras, pinzas robóticas y sensores, descendió en Marte uno de sus principales hallazgos ha sido el lecho de lo que en algún momento pudo haber sido un río.

En un área cercana, denominada Bahía Yellowknife, el Curiosity localizó dos lajas de piedra a las cuales perforó con un taladro. El análisis de las muestras reveló que el sitio fue otrora el lecho de un lago con agua medianamente salobre, el ingrediente elemental esencial para la vida.

También el Curiosity halló un tipo de fuente de energía química similar a la que usan algunos microbios en la Tierra.

"Si Marte tuvo organismos vivos, ése debe haber sido un buen sitio para ellos", indicó la NASA.

Entre las conclusiones a las que han llegado los científicos sobre el trabajo del Curiosity, la NASA señaló que la evaluación de los niveles de radiación natural durante el viaje a Marte y sobre la superficie del planeta proporciona guías para el diseño de la protección que necesitarán los astronautas cuando viajen a Marte.

Las mediciones de las variaciones entre los elementos pesados y livianos en la atmósfera marciana, por su parte, indican que la atmósfera del planeta desapareció en procesos que favorecieron la pérdida de átomos livianos.

sábado, 7 de junio de 2014

Se acerca un asteroide del tamaño de un portaaviones

Le llaman "La Bestia" por su tamaño. Una roca de 325 metros de diámetro, la envergadura de un portaaviones clase Nimitz, se acercará al vecindario de la Tierra este domingo 8 de junio, según informan desde el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Las dimensiones de este asteroide, cuyo auténtico nombre responde a 2014 HQ124, no deben asustarnos. No tiene ninguna posibilidad de chocar contra la Tierra en su sobrevuelo, ya que pasará aproximadamente a tres veces la distancia entre nuestro planeta y la Luna.

Este asteroide gigantesco fue descubierto el 23 de abril por el Explorador Infrarrojo de Campo Amplio de la NASA. Se moverá a 14 kilómetros por segundo, 17 veces más rápido que un tiro de un rifle, cuando registre su mayor aproximación a la Tierra, el domingo a las 7:56 hora peninsular española.

viernes, 6 de junio de 2014

Confirmado: Theia chocó contra la Tierra y formó la Luna

Hace unos 4.500 millones de años, la Tierra colisionó contra un objeto celeste, posiblemente otro planeta de menor tamaño, al que se le ha dado el nombre de Theia. A partir de los escombros que se produjeron durante ese choque brutal se formó la Luna. Esta hipótesis, conocida como la Teoría del Gran Impacto, es la más aceptada entre los científicos para explicar el origen de nuestro satélite. Sin embargo, hasta ahora no tenían pruebas para demostrarlo.

Los astrofísicos creen que cada planeta del Sistema Solar tiene una composición isotópica distinta. La mayoría de los modelos científicos estiman que la Luna está compuesta en un 70-90 por ciento por material procedente de Theia (que creen que tendría un tamaño parecido a Marte) y en un 10-30 por ciento por escombros terrestres.

Si nuestro satélite se formó a partir de material procedente de dos cuerpos planetarios, tendría que tener una composición diferenciada a la de la Tierra, pero hasta ahora los análisis realizados habían mostrado que era casi idéntica.

Así que el principal obstáculo para validar la hipótesis del Gran Impacto es que no habían encontrado huellas de los escombros del planeta Theia con el que supuestamente se produjo el choque.

Ahora, un equipo de científicos alemanes halló por primera vez diferencias en su composición, un resultado que, según explican esta semana en la revista Science, respalda esa teoría sobre la formación de nuestro satélite.

El equipo liderado por Daniel Herwartz realizó un análisis de los isótopos de oxígeno que contienen las rocas que recogieron de la superficie lunar los astronautas de las misiones Apolo entre 1969 y 1972. "Las diferencias son pequeñas y difíciles de detectar, pero existen", declaró Herwartz.

Según explican en este estudio, que será presentado la próxima semana en la Conferencia de Geoquímica Goldschmidt de California, primero analizaron muestras lunares que habían llegado a la Tierra en forma de meteoritos.

Sin embargo, estas muestras estaban contaminadas por el contacto con nuestro planeta, por lo que decidieron usar muestras recogidas directamente en la Luna. En concreto emplearon rocas traídas durante las misiones Apolo 11, 12 y 16.

Composición de Theia

"Ahora podemos estar razonablemente seguros de que ese gran impacto tuvo lugar", señala Herwartz. En segundo lugar, destaca que el análisis de isótopos de oxígeno realizado les ha dado por primera vez pistas sobre la posible composición geoquímica de Theia, que parece que es similar a lo que en la Tierra llamamos condritas de tipo E.

Los datos de su estudio sugieren que es posible el porcentaje de escombros que la Tierra y Theia aportaron a la Luna sea de un 50 por ciento cada uno, y no 70-30 por ciento. Por ello, su siguiente objetivo será averiguar cuánto material procedente de Theia hay en la Luna.

Según destaca Jesús Martínez-Frías, investigador del Grupo de Meteoritos y Geociencias Planetarias del CSIC, esta investigación "supone un avance importante no sólo en relación con la formación impactogénica de la Luna, sino también para confirmar la importancia de los impactos en la coevolución de la Tierra, la Luna y probablemente otros planetas interiores, como Marte".

lunes, 2 de junio de 2014

Dos asteroides se acercan a la Tierra esta semana

Un asteroide, denominado 2014 KH39, pasará este martes, 3 de junio, a las 22.00 hora peninsular española, a una distancia de 438.480 kilómetros de la Tierra, solo un 10 por ciento más de la distancia que nos separa de la Luna. La roca espacial discurrirá a una velocidad de 11 kilómetros por segundo a través de la constelación de Cefeo, cerca de la Osa Menor

Los observadores en el centro de Europa y África tendrán cielos oscuros para el evento, sin embargo, una magnitud 17 hace al asteroide demasiado débil para que sea detectable por los telescopios de aficionados. El Proyecto Telescopio Virtual ofrecerá imágenes en tiempo real y comentarios en vivo durante el sobrevuelo. No hay peligro de impacto

2014 KH39 fue descubierto el 24 de mayo por el telescopio automatizado Sky Survey del Monte Lemon. Nuevas observaciones han determinado que su tamaño es de unos 22 metros. Eso es un poco más grande que el asteroide de Chelyabinsk, que explotó en miles de pequeños meteoritos rocosos sobre Rusia en febrero de 2013

Justo detrás de 2014 KH39, se acerca a la Tierra el asteroide 2014 HQ124, que pasará más lejos, a 3,3 veces la distancia a la Luna el 8 de junio. Con un diámetro estimado de 650 metros se espera que llegue a ser brillante, con una magnitud 13,7. Los observadores del hemisferio sur podrían seguirlo con telescopios de 8 pulgadas y más grandes mientras se mueve por las constelaciones de Horologium y Eridanus la mañana antes del máximo acercamiento

Hasta la fecha, el programa de seguimiento de objetos cercanos a la Tierra han descubierto un total de 11.107 rocas espaciales, de las que 860 tienen un diámetro de 1 kilómetro o son más grande. De ellos, 1.481 se han clasificado como potencialmente peligrosos.