martes, 5 de mayo de 2015

La radiación puede causar daños cerebrales a astronautas

La exposición prolongada a rayos cósmicos galácticos puede deteriorar de manera permanente la capacidad cognitiva, descubrimiento con implicaciones para los astronautas que se embarquen en futuros viajes espaciales de larga duración.

La NASA se prepara ya para la primera misión espacial tripulada a Marte, pero los investigadores señalan que durante los largos vuelos espaciales el cerebro de un astronauta se ve asediado por ‘partículas destructivas’ que son expulsadas por los rayos cósmicos galácticos y que atraviesan las naves espaciales.

Los científicos están trabajando en soluciones parciales o tratamientos preventivos para hacer frente a ese problema, aunque aún tienen camino por delante.

El profesor del oncología radioterápica de la escuela de Medicina de la Universidad de California, Charles Limoli, dirigió un estudio sobre el tema y señaló que "no son buenas noticias para los astronautas que realicen un viaje de ida y vuelta a Marte durante dos o tres años".

Un efecto duradero

La exposición a partículas cargadas altamente energéticas -muy parecidas a las que se encuentran en los rayos cósmicos que bombardean a los astronautas durante los vuelos espaciales prolongados- causan daños significativos en el sistema nervioso central, lo que genera un deterioro cognitivo.

Disminuciones del rendimiento, déficit de memoria, pérdida de conciencia y atención son problemas que "durante un vuelo espacial pueden afectar a las actividades fundamentales de la misión", indicó el médico.

La exposición prolongada a estas partículas "puede tener consecuencias negativas a largo plazo para la cognición durante toda la vida".
Lentos y confundidos

Limoli y su equipo aceleraron los mismos tipos de partículas con carga que hay en los rayos cósmicos galácticos y expusieron a ellos, de manera breve, a ratones alterados genéticamente para que sus neuronas fueran fluorescentes.

Así, constataron que la exposición a esas partículas provocó inflamación en los cerebros de los roedores, lo que alteró la comunicación entre sus neuronas, además de producirse un menor rendimiento en las tareas relacionadas con el aprendizaje y la memoria.

El resultado de las pruebas mostró que los ratones que habían sido expuestos a la radiación lucían menos curiosos, eran más pasivos y se mostraban confundidos con mayor facilidad que los otros

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