domingo, 15 de julio de 2012

Basura espacial, caos universal

Desde el lanzamiento del Sputnik en octubre del 1957, se han lanzado al espacio cerca de 29 mil objetos de los cuales casi nueve mil siguen en órbita, y de éstos, menos del 10 por ciento siguen operando.

El resto son elementos que han llegado al final de su vida operativa y que permanecen formando parte de lo que se llama basura espacial.

Además de esto se estima que cerca de 160 objetos espaciales con una masa total cercana a 385 mil kilos han explotado en órbitas alrededor de la Tierra.

Por último hay que tener en cuenta que se realizan alrededor de 100 lanzamientos al año que alimentan el crecimiento de estos elementos.

A comienzos de este año se calculó que existen aproximadamente 17 mil objetos en órbita alrededor de la Tierra, es decir basura espacial que puede causar fuertes impactos, con consecuencias desastrosas, en cualquiera de los satélites que se lanzan constantemente.

Para intentar evitar que se produzcan estos hechos se debería crear una legislación específica que gestione adecuadamente la retirada de los satélites que han llegado al final de su misión.

En cuanto a los problemas que pueden surgir durante el lanzamiento, puesta en órbita y explotación de los satélites que provoquen la presencia de residuos espaciales, se debe trabajar para desarrollar mejores lanzadores y satélites.

Algunas medidas concretas que se pueden poner en práctica son:

- Prevenir los riesgos de explosiones con mejores diseños de las baterías de abordo y de los sistemas de propulsión.

- Utilizar procedimientos de retirada de los sistemas no operativos, lo cual minimiza el riesgo de choque.

- El uso de mejores sistemas de estimación del riesgo de colisión y así evitar el choque en órbita de varios satélites.

- Introducir procedimientos de estimación y valoración de la basura espacial asociada a un proyec- to espacial.

- Potencialmente utilizar elementos que recojan la basura espacial existente (especialmente para piezas de gran tamaño).

Por todo ello, lo más importante en estos momentos es la colaboración internacional entre los distintos organismos encargados de monitorear y controlar los restos que se encuentran en el espacio, para intentar, en la medida de lo posible, evitar impactos catastróficos como el producido entre el satélite estadounidense y el ruso.

Además, se debe realizar una revisión de los algoritmos, así como de las medidas de detección que se

han estado usando hasta el momento porque, por ahora, un choque que no debía producirse ha ocurrido.

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