lunes, 29 de febrero de 2016

Un radiotelescopio en Uruguay para estudiar el origen del Universo

Un importante proyecto científico internacional construirá en el segundo semestre de este 2016 un radiotelescopio en Uruguay para “hacer un mapeo de la galaxia en una etapa intermedia entre el presente y el famoso Big Bang” que se usará para discutir sobre el origen de nuestro universo.

“Son unas antenas fijas que observarán el cielo y, a medida que se desplazan por la rotación de la Tierra, se observarán distintas partes para detectar la emisión de nubes de hidrógeno en galaxias (…) más jóvenes que la nuestra para hacer un ‘mapeo’ de la galaxia en una etapa intermedia entre el presente y el Big Bang”, explicó el encargado del proyecto por la parte uruguaya, Gonzalo Tancredi.

“El objetivo (…) es determinar cómo las perturbaciones que se generaron en el Big Bang se expandieron en el universo y medir esa variación de las explosiones en una etapa intermedia para ver cómo se originó y cómo evolucionó el universo y discutir los diferentes modelos de su origen y evolución”, agregó.

La ambiciosa meta es instalar la infraestructura del proyecto Bingo -que es como se denomina- en una cantera abandonada en la localidad de Minas de Corrales, en el departamento (provincia) de Rivera, situado en el norte de Uruguay.

Según el encargado Tancredi, director del Departamento de Astronomía de la uruguaya Universidad de la República (Udelar), la ubicación se debe a que se precisaba un lugar que estuviera entre los 30 y 35 grados de latitud sur y en una zona con un nivel muy bajo de interferencias de ondas de radio y no muy cercano a una ciudad, convirtiéndose este en la locación idónea para el proyecto.

El objetivo es que el radiotelescopio esté operativo en un plazo de un año o un año y medio a partir del comienzo de la construcción del mismo, que se prevé se inicie en el segundo semestre de 2016.

Asimismo, en Uruguay se procederá al vaciado de la cantera abandonada, que está llena de agua como etapa inicial de la construcción.

Una vez en perfecto funcionamiento, los primeros resultados estarán disponibles entre uno y dos años después debido a la recolección de una gran cantidad de datos que acumulará esta instalación científica.

Esta iniciativa requiere una inversión de unos cinco millones de dólares aproximadamente y fue impulsada por el Jodrell Bank Discovery Centre de la Universidad de Manchester, aunque está financiada principalmente por la Universidad de Sao Paulo de Brazil y el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (Inpe) tambien de Brasil, la “Nasa brasileña”, apuntó Tancredi.

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