El estudio, realizado por un equipo de investigadores de la New University de Washington (EEUU), se publicó en Geophysical Researc Letters y en él se asegura que, aunque pequeños, los efectos de la Luna sobre la lluvia son perfectamente medibles.
Éste es el primer trabajo que demuestra que el tirón gravitatorio de la Luna es capaz, también, de tener consecuencias sobre la lluvia.
Cuando la Luna está alta, su gravedad hace que la atmósfera de la Tierra se abulte hacia ella, por lo que la presión o el peso de la atmósfera de ese lado del planeta sube. Las altas presiones hacen que aumente la temperatura de las columnas de aire que hay debajo. "Es como un recipiente que se hace más grande cuando aumenta la presión -explica Tsubasa Kohyama, autor principal del trabajo. La humedad relativa, que afecta a la lluvia, es menor y, por lo tanto, afecta negativamente a las precipitaciones".
Para realizar su trabajo, Kohyama y John Michael Wallace -coautor de la investigación- usaron series de datos recolectadas por la NASA y la agencia espacial japonesa durante 15 años, desde 1998 a 2012, y demostraron que las lluvias son ligeramente inferiores cuando la luna está más alta.
Con datos de Abc
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