sábado, 20 de febrero de 2016

Cheliábinsk. A 3 años de la caída del bólido sigue el misterio

“Han pasado ya tres años desde el susto de Cheliábinsk (Rusia) y en este tiempo se han publicado más de 200 artículos científicos –unos 50 en el último año– relacionados directa o indirectamente con ese superbólido, de unos 19 metros de diámetro”, explica a Sinc Carlos de la Fuente Marcos, coautor de uno de los trabajos.

Entre todos esos estudios figura un catálogo de grabaciones de 960 videos, publicado en Astronomy & Astrophysics, que recoge multitud de escenas captadas por las cámaras de seguridad, de tráfico, las instaladas en vehículos –muy populares en aquel país– y las de los numerosos testigos del fenómeno que compartieron su experiencia por Internet.

Las imágenes y diversos datos científicos han permitido determinar la trayectoria de entrada del meteoroide, que explotó a unos 20 kilómetros de altura liberando una energía de 500 kilotones, unas 30 veces más potente que la bomba atómica de Hiroshima. La onda expansiva provocó daños en edificios, especialmente en ventanas y cristales, así como heridas leves a 1.491 personas. Unos 5.000 kilogramos de fragmentos de meteoritos alcanzaron el suelo, incluido el de 650 kg que se recuperó en el lago Chebarkul.

La entrada del bólido coincidió el mismo día, 15 de febrero de 2013, en que se aproximó a la Tierra el asteroide (367943) Duende. Este pasó a 27.700 km de nuestro planeta –como estaba previsto–, unas 16 horas después de la explosión y la caída del meteoroide de Rusia.

En un principio se pensó que ambos eventos podrían estar relacionados, y que el bólido podría proceder del asteroide Duende o de algún compañero, pero cuando se compararon las órbitas y las características de los dos objetos enseguida se comprobó que no tenían nada que ver. Actualmente, se considera que fue una mera coincidencia en el tiempo.

¿De dónde procedía entonces el superbólido de Cheliábinsk? “Durante un tiempo se pensó que el asteroide (86039) 1999 NC43 podría ser un buen candidato, pero tras un estudio internacional que se publicó el año pasado en Icarus ha quedado claro que tampoco puede ser, ya que no hay relación física ni química alguna entre ellos”, responde De la Fuente Marcos.

En los últimos meses se han presentado diferentes propuestas sobre la posible órbita del asteroide que dio lugar al superbólido, entre ellas la que publicaron en The Astrophysical Journal los hermanos Carlos y Raúl de la Fuente Marcos, actualmente astrónomos españoles independientes, junto al investigador Sverre. J. Aarseth de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).

Los autores han usado los parámetros registrados durante el impacto del bólido para buscar sus condiciones de partida, de acuerdo con un modelo matemático validado con los datos conocidos del asteroide Duende. “Es como si te dan un color concreto y tienes que hacer todas las mezclas posibles hasta lograr reproducirlo”, compara el astrónomo español.

Los resultados presentan al asteroide 2011 EO40 como un buen “pariente dinámico” del superbólido de Cheliábinsk. Es una posibilidad que no se puede descartar hasta que no se efectúen observaciones espectroscópicas de este asteroide.

A la vista de los datos, también se considera probable que se produjera un encuentro entre el meteoroide ruso y nuestro planeta el 15 de febrero de 1982. Debido a lo que se llama ‘pasar por un ojo de cerradura gravitacional’, eso cambió la órbita del objeto y lo puso en una trayectoria de colisión con la Tierra que se consumó con el impacto tres décadas después.

Misterio

Es improbable que se llegue a saber de qué asteroide se desprendió el fragmento que dio lugar al superbólido de Cheliábinsk

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