martes, 6 de octubre de 2015

Una familia cósmica

Los indios de California, Estados Unidos, cuentan que el sol, la luna y las estrellas forman una numerosa familia cósmica. El sol es el jefe supremo que impone su voluntad en las celestes regiones; la luna es su mujer que sigue los dictados de su pareja; y las estrellas sus hijas, a las que tiene que devorar cada cierto tiempo para mantenerse vivo.

Por eso, cuando el sol se levanta por la mañana y con bastante hambre, huyen despavoridas las estrellas, tan pronto como pueden, y no aparecen de nuevo hasta que al atardecer, papá sol se dispone a descansar y se mete por la boca occidental de su madriguera, por lo que se arrastra hasta llegar al centro de la tierra, donde tiene instalado su dormitorio; pero ésta es tan estrecha que no puede revolverse y tiene que salir por el extremo oriental del escondrijo. A esta hora se va a dormir la luna, su esposa.

Cada mes se siente afligida y agobiada esta última cuando su marido devora alguna estrella, y en señal de duelo se pinta de negro una parte de su rostro.

Poco a poco, conforme van pasando los días, la pintura se va perdiendo, hasta que, al cabo de un mes, brilla otra vez su cara con todo su esplendor. Entonces, sus hijas las estrellas son felices con madre la luna ya recuperada, y celebran su paso entre ellas con cánticos y danzas.

Transcurrido un tiempo, vuelven a desaparecer algunas estrellas y la luna se viste nuevamente de luto.

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