miércoles, 21 de enero de 2015

Planetas similares a la Tierra


El telescopio espacial Kepler de la NASA sigue dando sorpresas. Un equipo de astrónomos de Estados Unidos anunció, el pasado 6 de enero, el descubrimiento de ocho nuevos planetas con características similares a la Tierra y que están en una zona conocida como "Ricitos de Oro" (Goldilocks), una región donde las temperaturas de la superficie podrían ser lo suficientemente moderadas para que exista agua líquida y, quizás, vida. Con este hallazgo, ya pasan de 1.000 los exoplanetas encontrados por el poderoso aparato.


Dos de los ocho planetas encontrados son los más parecidos a la Tierra de los que se hayan encontrado hasta ahora en el Sistema Solar, dijeron los investigadores del Centro Harvard-Smithsonian para la Astrofísica en la 225a reunión de la Sociedad Estadounidense de Astronomía, celebrada en Seattle, Washington.


Según informaron los científicos, los cuerpos celestes son de menos de la mitad del tamaño de la Tierra, podrían ser rocosos, de temperatura templada, contener océanos y otras condiciones para albergar vida.


Los investigadores enfatizaron en que si bien no se puede confirmar que los planetas sean habitables, se puede decir que son "candidatos prometedores".


Los cuerpos celestes fueron descubiertos por el telescopio Kepler de NASA, con lo que ya pasan de 1.000 los exoplanetas (aquellos que orbitan una estrella diferente al Sol) encontrados por el aparato, usado por primera vez en 2009, según informó el Centro para la Astrofísica (CfA) de la Universidad de Harvard y el Instituto Smithsonian en un comunicado.


Los ocho planetas se encuentran en la "zona habitable" (es decir, ni demasiado lejos ni demasiado cerca de su estrella, y por lo tanto con las condiciones idóneas para albergar agua líquida). "Orbitan a una distancia donde el agua líquida puede existir en la superficie del planeta", explicó el investigador del CfA Guillermo Torres.


Los más similares


De los ocho, el equipo de investigadores identificó dos similares a la Tierra, Kepler-438b y Kepler-442b, que "orbitan estrellas enanas rojas que son más pequeñas y más frías que nuestro sol".


Kepler-438b da una vuelta completa a su estrella cada 35 días, tiene un diámetro un 12  por ciento mayor que la Tierra y hay un 70 por ciento de posibilidades de que sea rocoso, según los cálculos del equipo.


Mientras, Kepler-442b completa una órbita a su estrella cada 112 días, es alrededor de un tercio más grande que la Tierra y tiene un 60  por ciento de posibilidades de ser rocoso.


Para estar en una zona habitable, un exoplaneta tiene que recibir más o menos la misma cantidad de luz del sol que la Tierra, para evitar que el agua se evapore o se congele, recordó el CfA.


En ese sentido, los científicos calculan que el planeta Kepler-442b tiene un 97 por ciento de probabilidades de estar en la zona habitable de su estrella, porque recibe alrededor de dos tercios de la luz solar que obtiene la Tierra.


Kepler-438b, por su parte, recibe alrededor de un 40 por ciento más de luz que la Tierra, por lo que tiene un 70 por ciento de posibilidades de estar en una zona habitable.


"No sabemos con seguridad si alguno de los planetas en nuestra muestra son verdaderamente habitables. Todo lo que podemos decir es que son candidatos prometedores" a albergar vida, indicó David Kipping, otro de los investigadores del CfA que participaron en el estudio.


Para sus cálculos, precisó Torres, el equipo adoptó "los límites más amplios posibles que pueden llevar de forma plausible a condiciones adecuadas para la vida".


La distancia a la que se encuentran los dos planetas hará difícil investigarlos más en profundidad, dado que Kepler-438b se encuentra a 470 años luz de la Tierra y Kepler-442b está a 1.100 años luz.


Si pudiésemos pararnos en la superficie del 438b, posiblemente sería más caluroso que en la Tierra, de acuerdo con el doctor Doug Caldwell del Instituto Seti en California de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre, publica la BBC. "Y gira alrededor de una estrella (roja enana) más fría (...) por lo que su cielo podría lucir más rojo que el nuestro", agrega Caldwell. Sin embargo, ese hipotético encuentro es muy poco probable ya que el planeta está a 475 años luz y además porque no tenemos la más mínima idea de qué está compuesto. "Con las mediciones de Kepler y otras que nosotros hemos hecho, no sabemos si estos planetas tienen océanos con peces y continentes con vegetación", asegura Caldwell a la BBC.


Antes de este descubrimiento, los dos planetas más parecidos a la Tierra que se conocían eran Kepler-186f, que recibe un 32 por ciento de la luz solar que obtiene nuestro planeta; y Kepler-62f, al que llega un 41 por ciento de la luz que alcanza el globo terrestre.

El santo grial
El santo grial de la astronomía sería encontrar un gemelo de la Tierra, que tuviera un tamaño similar, rocoso y tuviera la capacidad de mantener agua líquida en su superficie. Hasta el momento no se descubrió algo así, pero los científicos no dejan de buscar en el vasto espacio sideral.
Desde que en 1995 el gran astrónomo suizo Michel Mayor detectó el primer planeta fuera del Sistema Solar, la cantidad de mundos potencialmente habitables que se descubrieron no pararon de crecer.
Las observaciones de Kepler se basan en la observación de unas 150 mil estrellas en la constelación de Lyra, en donde identificaron unos 4,175 exoplanetas candidatos y en donde prácticamente 1.000 se confirmaron como factibles para la vida.

MISIÓN K2
Segunda vida de Kepler
El descubrimiento de estos dos exoplanetas fue posible gracias a la "segunda vida" dada a la sonda por unos astrónomos empeñados en seguir sacándole partido. "Como un ave fénix que renace de las cenizas, Kepler renació y sigue haciendo descubrimientos. Aún mejor, el planeta está preparado para que se le realicen estudios de seguimiento", explicó el autor principal del estudio, Andrew Vanderburg, del Centro Harvard-Smithsoniano para Astrofísica (CfA).
La nave espacial Kepler de la NASA detecta planetas mediante la búsqueda de tránsitos, o el paso por delante de la estrella, que atenúa su brillo. Cuanto menor sea el planeta, más débil es la regulación, por lo que las medidas de brillo deben ser exquisitamente precisas. Para lograr esta precisión, la nave debe mantener un apuntador constante.
La misión principal de Kepler llegó a su fin cuando una de sus cuatro ruedas de reacción, utilizadas para estabilizar la nave, ya no podía señalar con precisión, según los ingenieros de la NASA. Sin embargo, expertos del CfA creían que el informe que hablaba de su mal funcionamiento era "muy exagerado" y se negaron a renunciar a la nave. Desde el CfA desarrollaron una ingeniosa estrategia por la que utilizaban la presión de la luz solar como una rueda de reacción virtual. Gracias a esta técnica podían controlar la nave espacial.
La segunda misión resultante, llamada K2, promete continuar no sólo con la búsqueda de Kepler de otros mundos, sino también introducir nuevas oportunidades para observar cúmulos de estrellas, galaxias activas y supernovas. Para ello, Vanderburg y sus colegas desarrollaron también un software especializado para corregir los movimientos de la nave espacial.
La nueva vida de Kepler comenzó con una prueba de 9 días en febrero de 2014. Cuando Vanderburg analizó los datos obtenidos por la nave y descubrió que Kepler había detectado un único tránsito planetario.

BÚSQUEDA DE VIDA EN EL UNIVERSO
Telescopios actuales y futuros
Expertos de la NASA e instituciones asociadas expusieron en Washington su hoja de ruta para la búsqueda de vida en el Universo, que implica el uso de telescopios actuales y futuros.
La misión de la NASA para estudiar los sistemas planetarios alrededor de otras estrellas se inició con observatorios en tierra, luego se trasladó a los activos basados en el espacio, como los telescopios: Hubble, Spitzer y Kepler.
Los telescopios actuales pueden ver muchas estrellas y saber si tienen uno o más planetas en órbita. Aún más, pueden determinar si los planetas están a la distancia correcta de la estrella para tener agua líquida, el ingrediente clave para la vida.

Telescopios futuros
La hoja de ruta de la NASA continuará con el lanzamiento del Satélite de Observación del Tránsito de Exoplanetas (TESS) en 2017, el Telescopio Espacial James Webb en 2018, y tal vez la propuesta de Telescopio de Observación en Infrarrojo de Amplio Campo-Telescopio Activo Centrado en Astrofísica (WFIRST-AFTA) a principios de la próxima década
Estos futuros telescopios encontrarán y caracterizarán una serie de nuevos exoplanetas para ampliar nuestro conocimiento de sus ambientes y diversidad.
El telescopio Webb y WFIRST-AFTA sentarán las bases y misiones futuras que extenderán la búsqueda de océanos en forma de vapor de agua atmosférico y de la vida, así como del dióxido de carbono y otros productos químicos atmosféricos en los planetas cercanos que sean similares a la Tierra en tamaño y la masa, un paso clave en la búsqueda de vida.

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