jueves, 7 de marzo de 2013

Bolivia vigila el espacio para alertar sobre la presencia de asteroides

El Observatorio Astronómico Nacional de Tarija, instalado en el sur del país, vigila desde hace siete años el espacio exterior, con la finalidad de conocer la posición y trayectoria de cuerpos cercanos a la Tierra (asteroides, meteoritos cometas y basura espacial), afirma su director Rodolfo Zalles.

Este observatorio forma parte de una red internacional y cuenta con la cooperación de Rusia para este tipo de análisis. Para cumplir con su labor, los especialistas tienen un telescopio especial con el que realizan un escaneo permanente de una parte del cielo.

El trabajo de este centro se orienta, además, a la investigación científica y observación astronómica de estrellas, planetas y sus satélites, eclipses, cometas, asteroides, lluvias de meteoros, registro diario de la actividad solar y seguimiento de cuerpos cercanos a la Tierra.

Zalles explica que la visibilidad del cielo desde el Observatorio es amplia, "pero eso no quiere decir que podemos llevar a cabo observaciones de todo ese espacio disponible".

PREVISIÓN

Según Zalles, el acercamiento de un objeto celeste a la Tierra se puede prever dependiendo de las dimensiones del objeto mediante la observación astronómica.

El especialista añade que no se descarta que un objeto del espacio pueda caer en territorio boliviano, porque este tipo de fenómenos ocurren con frecuencia. Si éstos son pequeños se desintegran en la atmósfera y los de mayores dimensiones pueden llegar a caer en cualquier parte de la Tierra.

Zalles indica que el Observatorio no tiene registros de caídas, “pero con seguridad nuestro territorio ha soportado el choque de objetos provenientes del espacio, ya que se tienen cráteres en diferentes lugares y dimensiones variadas”.

En caso de ocurrir la caída de un meteorito u otro cuerpo del espacio, dependiendo de las dimensiones de este cuerpo espacial las consecuencias podrían ser que explote en el aire (como en Tunguska donde no dejó cráter pero sí muchos kilómetros arrasados) o que toque tierra (y la fuerza sea tal que la zona impactada descendería varios kilómetros en el interior de la tierra).

El meteorito al entrar en la atmósfera va tan deprisa que el aire que está delante no tiene tiempo para apartarse y se acaba comprimiendo.

Y en el aire al comprimirse se calienta. Si la roca se calienta hasta el punto de convertirse en gas instantáneamente antes de llegar al suelo se produce la mencionada explosión en el aire. En cualquier caso, el meteorito se acaba desintegrando y la energía de su velocidad es lo que produce la onda expansiva. “Como resultado tendríamos lo que ocurrió en Rusia recientemente, o más trágico todavía si el cuerpo sería mucho más grande”, apunta Zalles.

Si cayera al mar se tendría como consecuencia una enorme ola (tsunami) que arrasaría continentes enteros.
SORPRESA

Zalles señala que fue una sorpresa la caída del meteorito en Rusia, el 22 de febrero, mientras la comunidad astronómica internacional estaba pendiente del paso del Asteroide 2012 D14 cerca de la Tierra a una distancia de 27.000 kilómetros.

“Por la información que se tiene sobre este meteorito y tomando en cuenta sus dimensiones, con seguridad no se pudo observar con anticipación, esto debido a que no se cuenta con equipos apropiados para detectarlo por sus pequeñas dimensiones”, explica el experto.

Añade que tras la caída del meteorito en Rusia y las consecuencias que tuvo, es importante estar prevenidos y saber qué acciones tomar en estas situaciones si se presentara en Bolivia.
CIENCIA FICCIÓN

Respecto a la teoría de que un ovni desvió la trayectoria del meteorito caído en Rusia, Zalles señala que eso está descartado, “esto es ficción. No tiene nada que ver con la realidad, menos con la ciencia”.

Consultado sobre los métodos que preparan científicos para desviar meteoritos que tienen en su trayectoria a la Tierra, Zalles apunta que por el momento no se tiene nada concreto en caso de que el objeto estelar sea de grandes dimensiones.

Tan sólo existen algunas teorías para desviar su curso a la Tierra, como una detonación nuclear en las inmediaciones del meteorito con la finalidad de desviarlo. Al fallar esto podría fragmentarlo y produciría una lluvia de meteoritos radiactivos por todo el globo terrestre que sería fatal para la vida en la Tierra. Otro método que se estudia sería la interceptación con naves espaciales, con la finalidad de cambiar su rumbo.

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