martes, 19 de febrero de 2013

Impacto de meteoritos en la Tierra debe tomarse en serio


El impacto de un meteorito que supere los 10 kilómetros de diámetro bastarían para causar en la Tierra una catástrofe de escala global. Foto de Internet. GALERÍA(2)

Cada vez que los astrónomos descubren que un meteoro se halla a la vista, acercándose raudamente a la Tierra, un sentimiento de inquietud se adueña de la mayoría de la humanidad. Ese miedo surge precisamente, por el impacto de un meteoro el que causó la desaparición de los dinosaurios de la faz de la Tierra, hace 65 millones de años, entonces, este fenómeno no es exclusivo de la ciencia ficción, sino que los hombres de ciencia deben tomar en serio y de hacer todo lo posible para proteger a nuestra casa, la Tierra, de la amenaza que representan estas rocas sidera-les.

Según estudios de especialistas en la materia, la amenaza del impacto de uno de estos cuerpos cósmicos ha sido constante desde tiempos muy antiguos. Recordemos que la estrella de Belén, que guió a los Reyes Magos hacia un establo, de acuerdo al relato bíblico, posiblemente haya sido un cometa. El astro más famoso y visible a simple vista es el Halley (1P/Halley), cometa estudiado por primera vez por el astrónomo inglés Edmund Halley en 1705, y que orbita alrededor del Sol cada 76 años. Aunque hay noticias de que este cuerpo cósmico ya era observado por los chinos y babilonios de la antigüedad. En la Edad Media, su aparición era sinónimo de grandes calamidades en la Tierra. El cometa Halley fue observado por última vez en 1986 en las cercanías de la órbita terrestre, y su próxima aparición ocurrirá a mediados de 2061.

Otro cometa es el Hale-Bopp que regresa a las cercanías de la Tierra cada 3.000 años, estuvo de visita en 1997, causando gran expectación entre los humanos. El cometa Swift-Tuttle, un bloque de hielo y polvo cósmico, de no más de 10 kilómetros, descubierto en 1862, peregrina sin ningún riesgo por el ancho Universo, pero, según cálculos acerca de su órbita, masa y velocidad, los científicos lograron como resultado final pronosticar que el 14 de agosto del año 2126, a pesar de la inmensidad del Universo, la Tierra y el cometa Swif-Tuttle tendrán un choque frontal, causando en la Tierra la desaparición de todo vestigio de vida, es decir, será el fin del mundo. Afortunadamente, la ciencia y los medios de defensa para esa época estarán bastante desarrollados y capaces de superar este gran peligro que se viene en el futuro.

En marzo de 1989, un aste-roide de 200 m a 500 m de diámetro pasó a 700.000 km de la Tierra. Años después en 1993, otro objeto más peque-ño, de 5 m a 10 m de diámetro también visitó las cercanías de la Tierra a sólo 140.000 km de distancia.

El 29 de octubre de 1991, un asteroide fue visitado por una máquina fabricado por el hombre, la sonda espacial Galileo pasó a 1.600 km de Capra, astro lleno de cráteres de 20 km por 11 y tuvo la oportunidad de tomar las primeras vistas de este objeto, que se cree que es un residuo de la formación del Sistema Solar.

Asteroides acechan la Tierra. El peligro pue-de llegar naturalmente en cualquier momento. El asteroide 1997XF11, descubierto por James Scotti en 1997, parecía que no representaba peligro alguno para la Tierra, pero un año después, el 26 de octubre, se descubrió que este cuerpo pasaría a una distancia de 50 mil km de la Tierra (¡menos de la distancia que separa la Tierra de la Luna!). Desde luego, la noticia cau-só pánico por el posible catástrofe, pero el astro pasó bastante lejos. La sonda Deep Space 1 voló cerca del cometa Borrelly el 21 de septiembre de 2001.

Recientemente, otro cuerpo celeste amenazó la estabili-dad de la Tierra. El asteroide 2012 DA14 con un diámetro de 45 metros y una masa esti-mada de 130.000 toneladas, descubierto el 23 de febrero de 2012 por el Observatorio Astronómico de La Sagra, Es-paña, cruzó órbita terrestre el 15 de febrero de 2013, a sólo 26.9 mil kilómetros, que es inferior a las órbitas de los satélites artificiales terrestres, de acuerdo a las apreciaciones de los científicos, su colisión con la Tierra hubiera sido de la magnitud de Tun-guska, Rusia, en junio de 1908, que arrasó más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosques.

El impacto con un meteorito será siempre un peligro latente, porque se nos viene al Apophis en el 2036, este cuerpo cósmico pasará a una distancia de 37 a 38 mil kilómetros, siempre y cuando los cálculos que se han hecho sean correctos, pero hay el tiempo suficiente como para evitar un gran desastre en la Tierra.

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