sábado, 12 de enero de 2013

Proyecto Ovnis La Base Antártica

Contacto: El Vrill

Como seguramente ya habrán apre-ciado, no es posible comprender el fenómeno “ovni”, ni cualquier otro fenómeno o hecho cultural que involucre la postura axiológica del ser huma-no, desde la revisión de la historia, hasta la valoración de eventos recientes que lo tienen por protagonista, sean de índole social, cultural o religioso, sin antes ubicar el motor metafísico que impulsa su manifestación.

Es evidente que la imagen degradada del Führer por la cultura del sistema, que impone al incauto una visión sesgada de tan impor-tante personaje histórico que interactuó entre nosotros tan solo hace unas décadas, es un ejemplo del poder de la propaganda mediá-tica; es inconcebible que un hombre tan complejo sea tomado a la ligera, sin la menor consideración, como una criatura grotesca, psicótica, depresiva y malvada; lo que pasa es que la educación dirigida poco a poco ha logrado amputar nuestra parte metafísica, y sin ella, la contraparte, también metafísica de cualquier ente externo, de-saparece a la vista de una mirada analítica extremada-mente racionalista y afecti-va; ya no está al alcance de la consciencia; y el hombre actual, en mayor o menor grado sufre esta confusión estratégica que ha perverti-do su juicio de valores. Esta es la principal causa de su ceguera gnoseológica

¿Cómo pretender juzgar la conducta de los hombres sin tener una idea del móvil axiológico, es decir, metafí-sico, que la origino?

¿Cómo juzgar al Tercer Reich sin comprender los valores que motivaron su ma-nifestación en el mundo? Los incautos, los crédulos lanzarán la andanada crítica de siempre, “es que odiaban a los judíos”, pero no se preguntan si quiera porqué razón, motivo o circunstancia se los “odiaba”. ¿Por capricho? “No…” dirán otros tantos que per-sisten en sostener esta postura, “los odiaban porque eran una raza inferior”, y si encima de todo el parámetro que utilizan para medir la presunta inferioridad de una raza es bioló-gico, todos los que no tienen ojos azules, cabello rubio y una estatura de 1,90, inclui-dos el propio Hitler, Goebels, Göering, Axman, Borman, y cientos de jerarcas nazis más, así como millones de alemanes, euro-peos y latinos fascistas que seguramente pensaban en teñirse el cabello algún día sin falta, para mentirse a sí mismos, y ceñirse a la idea que toda la cultura les atribuye como promotores del odio racial; Entonces, pien-san, esta imagen absurda debe ser la “ver-dad” porque así lo enseñan en el colegio, la universidad y la televisión: pero, ¿Quiénes lo enseñan? Un puñado de judíos psicológicos daltónicos, amputados de su centro metafísi-co referencial del pensar por y desde sí mis-mos, antes de emitir juicios de valor, y que por intereses personales, para no nadar contra la corriente y poner en riesgo su reputación, persisten en diseminar la más grande mentira de la historia sin el menor pudor: el “holocausto”.

No se puede tapar el sol con un dedo. Aun-que debemos reconocer que en este mundo satánico, el demiurgo si puede hacerlo. Veamos.

El motor metafísico que impulsó al Tercer Reich está representado con un símbolo, el Sol Negro, aquel que el de-miurgo trata de tapar. Ahora, ¿qué representa el Sol Negro? ¿Qué significa?

Antes de contestar, debe-mos adentrarnos en más con-sideraciones metafísicas. Pri-mero, ¿quién es el demiurgo? ¿Cómo se manifiesta?; Hasta aquí tan sólo lo mencionamos con algunos de sus nombres, Jehová, Satanás, demiurgo, pero no expusimos su repre-sentación manifiesta. Porqué, no era al judío físico per se, a quién no sólo alemanes, sino todos los pueblos del mundo rechazaban o rechazaron en su momento (noten que rechazo, no es lo mismo que odio, más bien es el rechazado quien, si no lo supera comienza a destilar odio), sino a su motor metafísico que es quién está detrás del judío físico, impul-sándolo hacia un tipo psicológico, determi-nando su modo de ser; es innegable pues a estas alturas, que él que está detrás del judío físico, determinando su ética es el Demiurgo. Los judíos serian una especie de desdobla-miento psíquico del propio Jehová Satanás. Pero, ¿cómo Jehová Satanás puede mani-festarse a través de su “pueblo elegido”? ¿Qué poder tan asombroso posee para hacerlo?

La respuesta es simple; Él es el ordenador de la materia. El Gran Arquitecto, como lo llaman masones y teósofos. Pues bien, según la tradición primordial, para ordenarla, habría creado un átomo simiente, que se repite y se repite incansablemente en toda porción material que va a desplegarse mani-festando un proceso evolutivo. Es decir, es una herramienta operativa, que le permite precipitar la materia a la forma arquetípica. De esta forma es como el demiurgo crea los entes, desde un sol, planeta o galaxia, hasta la partícula más pequeña. Ese “precipitador” es con toda propiedad, una fuerza gravitato-ria.1 Como se intuirá ya, la marcha procesual del ente precipitado en esa especie de espiral necesita de un plano dimensional, espacial y temporal para llegar a Ser en Sí, que es la perfección o entelequia buscada por el pantocrátor. Por eso todo ente está sujeto al tiempo y el espacio.

Para crear su homínido, el demiurgo concibió un arquetipo para revestir a ese átomo simiente. Es a ese arquetipo que la tradición primordial asigna con el nombre de mónada o, para simplificar, alma. El alma se precipitaría al espacio/tiempo para llegar a Ser en Sí, la entelequia del homínido, que es llegar a Ser superhominido. Pero falló, su proceso evolutivo era demasiado lento después de millones de años. Fue entonces que se produjo la inesperada llegada de una raza extradimen-sional al universo del demiurgo, y traición mediante, encadenaron a miembros de su propia raza al alma.

Y he aquí la clave para comprender el Vrill; sin el encadenamiento no habría tal posibilidad. Si bien hay que hacer un esfuerzo de reflexión muy grande para imaginar un Ser Extradimen-sional, absolutamente indeterminado, debe-mos intentarlo para vislumbrar su significado metafísico.

¿Cómo se encadena algo infinito como el espíritu a un ente finito como el homínido y el alma?

Aunque tratar de explicarlo está fuera de los fines de este informe, debemos brindar algunas pautas para responder los cuestionamientos planteados. Y lo haremos, como no puede ser de otra manera, sintácticamente: mediante la traición se lo expuso, abriéndose interiormente a los entes universales que se encuentran en dimensiones contenidas en otro infinito, el del demiurgo, dispersándose irremediablemente. Entonces lo que se logró capturar fueron sus vectores dispersos, plasmando en las hembras del homínido un signo, una seña propia de aquella raza extradimencional. Por eso dijimos que fue vilmente engañado. Ese vector perdi-do, del Ser Extradimensional disperso, refleja-do en la consciencia del homínido donde está plasmado el signo o seña, fue suficiente para iluminarla, y acelerar su evolución.

Aquel Ser Extradimensional quedó revertido dentro del universo, condenado a la confusión, encadenado hasta la implosión de este, cuan-do el demiurgo succione nuevamente toda su creación en lo que los hinduistas conocen como el Mahapralaya, el fin de un ciclo de manifestación de Bhrama. (Otro de los nom-bres del demiurgo)

Pero el homínido, ya hombre por la plasma-ción del signo en su consciencia, que lo hereda genéticamente generación tras generación a partir de la hembra mutante, es completamente inconsciente a la tremenda energía que ilumina su consciencia, percibiéndola como impulso, es decir, voluntad.

La pregunta ahora es la siguiente. ¿Qué pa-saría si en algún momento un hombre logra entrar en contacto a través del hilo del vector que ilumina su consciencia, con el Ser Extradi-mensional encadenado o revertido? Sólo imagínese la inmensa cantidad de energía que genera una estrella. Si no se muere en el intento, cabe la posibilidad de sobrevivir y utilizar esa fuente de energía ilimitada. Eso es el Vrill.

Pero si esto acontece, sobre-viene la mutación completa del microcosmos; Aquel Ser Extra-dimensional, aunque revertido y disperso, sigue manifestando su naturaleza, que está fuera del tiempo/espacio; es infinitud, vacío, gélidez. Si el iniciado entra en contacto con la infinitud del espíritu encadenado, inme-diatamente congela, hiela, petrifica su proceso entelequial; entiéndase bien esto, una vez detenida la precipitación del átomo simiente que lo gravita, levitaría.

Pero eso no es todo, como ya no estaría vinculado con la dimensionalidad del espacio/tiempo, podría transitar extradimensio-nalmente, en una propia dimensión temporal. Sería como un dios, aislado del mundo material de los entes finitos y procesuales, es decir, evolutivos.

Ahora, como los sabios alemanes de la Thulegessellschaft y la Spezial Forscrung und Entwicklun, lograron convertir en tecno-logía toda esta capacidad mutante, seguirá siendo un misterio. Lo que nosotros personal-mente pensamos es que algunos círculos de la Orden Negra SS, al lograr su propia aislación, pudieron contactar con los “alienígenas” liberadores y obtener las claves tecnológicas para los saltos espacio/temporales, así como la ubicación de las puertas dimensionales que conducen a Agartha.

Estos mutantes, al lograr la aislación espa-cio/temporal comprendieron la “lengua de los pájaros” en una sucesión de 13+3 éxtasis rúnicos, manifestando desde su centro recupe-rado, la posibilidad del Sol Negro; arribamos así a la respuesta de la pregunta que plantea-mos en un principio. Sólo el conocimiento gnóstico de las runas posibilitaría el Sol Negro, es decir, la mutación.

Verdaderamente, ese fue el motor metafísico y trascendente de la Alemania Nazi, no el racismo, el odio, la ambición de poder, la locura psicopatológica, el complejo de inferioridad, el resentimiento, todos, argumentos demasiado pueriles para lo que estamos tratando aquí.

Ellos en verdad vislumbraron algo grandioso, maravilloso; una idea de liberación, y decidi-dos, unidos como ninguna nación moderna ha conseguido en los últimos tiempos, marcharon juntos en pos de la consecución de ese objetivo; podrá parecernos algo imposible a nosotros, hombrecillos globalizados amansa-dos por décadas de cultura democrática; pero por todo lo expuesto en este informe, hay que reconocer que la misma existencia de un Reich como la Alemania Nazi, es desde ya algo inaudito… pero sucedió… fue real, tangible y imperecedero, su fama es inmortal, buena o mala, se sigue y se seguirá hablando de Ella… y tal vez la lección que debemos aprender de todo esto es que todavía hay muchas cosas que rebasan la capacidad de comprensión del hombre moderno, pero que por alguna razón intuimos como posibles; que nada está dicho; que aún falta el desenlace de esta historia… sólo se requiere de honestidad y valor para reconocer el error y rectificarlo es un signo de nobleza; El hombre dormido siempre peca de precipitado al juzgar lo que desconoce, pero ya se acerca la hora de despertar… Sólo enton-ces seremos conscientes de que no hay peor guerra que la que no se ha librado.

De ahí que la gnosis hiperbórea lo llame “Arquetipo Gravis”.

Contacto: Cel: 705-48973 y 720-71895

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