En la segunda mitad de 1983, un cometa golpeó los anillos de Saturno. Casi una década más tarde, otro colisionó con Júpiter. Estos eventos inclinaron y dejaron patrones de olas residuales en los anillos, según revelan un par de estudios publicados en la revista Science, que sugieren que los anillos de un planeta pueden actuar como un registro histórico de cada cometa que pasa.
Estudiar los sutiles patrones en espiral que dejan en su camino permite a los científicos reproducir la historia de impactos incluso tres décadas después. “Ahora sabemos que los anillos de los planetas graban estos impactos como los surcos en un disco de vinilo, y que podemos reproducir la 'música' de su historia previa”, sugiere Mark Showalter, investigador del Instituto SETI y coautor del estudio.
Los hallazgos podrían proporcionar también una nueva manera de estudiar las poblaciones de cometas en el sistema solar exterior.
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