jueves, 29 de diciembre de 2016

Desviar asteroides. misión AIDA, sin precedentes en la historia espacial



Las agencias espaciales europea y norteamericana, ESA y NASA, se unieron para llevar a cabo una misión sin precedentes en toda la historia espacial: demostrar si estamos, o no, preparados para desviar de su trayectoria un asteroide en ruta de colisión contra la Tierra.

Tras las siglas AIDA (Evaluación del Impacto y Deflexión de Asteroides, por sus siglas en inglés) se esconde, en efecto, el mejor plan de defensa planetaria ideado hasta la fecha para evitar el catastrófico impacto de una roca espacial contra nosotros. El blanco es una pareja de asteroides llamada Didymos.

Está previsto que AIDA reciba luz verde el mes de diciembre. Por eso, las numerosas empresas implicadas están ya culminando los trabajos de definición detallada de las diferentes fases de esta histórica misión. Se trata de una carrera contra reloj, ya que Didymos no espera. En estos momentos, en efecto, los dos asteroides se dirigen a toda velocidad hacia nosotros, y en el año 2022 se encontrarán a sólo 11 millones de km de la Tierra. Será en ése, y sólo en ese momento, cuando estén lo suficientemente cerca como para realizar la prueba, de modo que no hay ni un minuto que perder.

AIDA será, pues, la primera demostración real de la técnica de impacto cinético para cambiar la trayectoria de un asteroide en el espacio. La misión consta de dos naves independientes, la DART (Double Asteroid Redirection Test), de la NASA, y la AIM (Asteroid Impact Mission) de la ESA. Las dos deberán poner a prueba las tecnologías desarrolladas en ambos continentes para desviar asteroides potencialmente peligrosos. Por eso, el principal objetivo de AIDA es el de demostrar y medir los efectos de un impacto directo contra un pequeño asteroide, y determinar si es suficiente como para desviarlo de su rumbo.

El objetivo es una pareja de asteroides, el sistema binario Didymos con uno mayor de 800 metros de diámetro y su pequeña luna, llamada coloquialmente Didymoon, de 150 metros. La prueba de impacto se llevará a cabo contra el miembro más pequeño de la pareja, ya que su tamaño es el más habitual entre los asteroides que pueden suponer una amenaza para la Tierra.

De las dos naves, será la estadounidense DART la encargada de hacer impacto, y se estrellará contra la pequeña luna a una velocidad aproximada de 6 km por segundo. Para no errar su objetivo, DART cuenta con una cámara y un sofisticado software autónomo de navegación. La colisión cambiará la velocidad de la pequeña luna en su órbita alrededor del cuerpo principal en apenas un 1 por ciento, justo lo necesario como para observar sus efectos con telescopios desde la Tierra. Y un porcentaje, además, lo suficientemente pequeño como para no provocar un involuntario cambio de trayectoria que pudiera hacer que la roca se dirija directamente hacia nosotros.

La segunda nave, la europea AIM, que llegará al asteroide unos meses antes que DART, utilizará su amplia gama de instrumentos científicos para estudiar primero todas y cada una de las características de ambos cuerpos, y observar después con todo detalle el impacto de su compañera de misión. AIM llevará a cabo el primer estudio "in situ" de un asteroide binario, proporcionará imágenes en alta resolución de las superficies de ambos cuerpos y medirá sus masas, densidades y formas. Cuando llegue el momento, AIM se colocará en una órbita segura alrededor de Didymos y examinará el material eyectado al espacio tras la colisión de su compañera. Sus instrumentos, además, observarán los efectos del impacto, medirán la posible transferencia de material entre los dos asteroides, observarán el cráter dejado por DART y la forma en que el material de la pequeña luna se redistribuye tras la colisión. AIM también estudiará la estructura interna de este fascinante asteroide doble.


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