En el siglo III a.C. el astrónomo griego Aristarco de Samos, calculó que el Sol debía ser 300 veces mayor que la Tierra.
El Sol, es cierto, es dieciséis veces más grande que la estrella 61 de Cisne; pero también es cien veces menor que Antares, ochocientas ochenta y dos veces menor que Arturus, veinte mil veces menor que Rigel, y, por fin, un millón de veces menor que Canopus.
Canopus, es en realidad, la estrella más grande que existe descubierta. No hay pues que fiarse de las apariencias. El Sol comparativamente, es muy pequeño.
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