martes, 12 de enero de 2016

2015, un gran año para los pequeños mundos


Panorámica de la compleja superficie de Plutón, un pequeño mundo congelado en el cinturón de Kuiper - NASAN.

2015 ha obligado a cambiar los libros de texto de astronomía. Ha sido el año en que el ser humano ha localizado corrientes de agua líquida sobre la superficie de Marte y en el que se ha concluido el primer cartografiado de los elementos más importantes del Sistema Solar.

Desde el 14 de julio, Plutón dejó de ser una mota gris en los libros para convertirse en un pequeño mundo repleto de historia. El vuelo de la misión “New Horizons” permitió hacer detalladas fotografías y estudios sobre este objeto del cinturón de Kuiper, una vasta región del espacio poblada por pequeños mundos congelados y que está más allá de Neptuno.

Gracias a esto, Plutón se desnudó para los científicos. Ahora se sabe que su superficie está cubierta por varias capas de hielo de nitrógeno, metano y monóxido de carbono. Que su fina atmósfera “respira”, y que sufre un ciclo de expansión y colapso que genera curiosos patrones de deposición y sublimación de materiales. Que en la corteza hay, tanto suaves planicies, como escarpadas montañas de hielo, además de criovolcanes, unas montañas agujereadas que expulsan hielo desde un interior más caliente. Todo ello refleja que Plutón es un lugar más activo de lo que se pensaba, y que el Sistema Solar esconde aún una infi-nidad de secretos. Seguramente, ya en 2019 y cuando la sonda “New Horizons” llegue a otra de las rocas que vive en el cinturón de Kuiper, MU69, los horizontes de la ciencia seguirán expandiéndose.

CERES, EL COMETA MUERTO

La sonda “Dawn”, amanecer, ha sido en 2015 otra de las encargadas de trabajar en este objetivo. En marzo comenzó a orbitar Ceres, un habitante del cinturón de asteroides, una región del espacio situada entre Marte y Júpiter.

Allí, esta roca tan oscura como el asfalto, y castigada por multitud de impactos preté-ritos, reveló la presencia de puntos brillan-tes, de amoniaco y de una neblina de polvo y vapor de agua, que sugirieron que Ceres era en realidad el “naufragio” de un cometa. Se cree que comenzó su vida más allá de Plutón, donde el Sistema Solar almacena los bloques primordiales con los que se construyó el sistema que rodea al Sol hoy, pero que después fue capturado en la órbita actual. Sin ir más lejos, este mismo mes, la sonda “Dawn” se aproximó a una órbita más cercana a la superficie de Ceres, a tan solo 380 kilómetros de la superficie, para seguir explorando el cadáver del cometa.

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