domingo, 10 de mayo de 2015

Nanosatélites, el futuro en la carrera aeroespacial



Con más de 25 años de experiencia en la carrera aeroespacial, Israel se ha volcado a la fabricación de satélites versátiles, de bajo coste y de pequeño tamaño, y ahora se encamina hacia modelos tan reducidos que no superan el medio metro de altura.

Estos nanosatélites, como se los denomina, formarán parte de la realidad espacial en las próximas décadas, aunque por el momento se encuentran en fase experimental más que otra cosa porque su rentabilidad y funcionalidad están por demostrarse.

“Por ahora suelen ser para universidades o tener un propósito educativo”, dice Ofer Doron, presidente ejecutivo de la división espacial de Industrias Aeronáuticas Israelíes (IAI).

En una sala donde se fabrican cuatro satélites de tamaño mediano, dos de ellos de exportación, y junto al corazón de uno de esos diminutos exploradores, Doron explica que en estos momentos la investigación se encamina hacia este “nuevo campo de trabajo”. “Vamos a aplicaciones más serias de los nanosatélites y éste va a ser uno de ellos”, indica sobre el que está a su lado, que tendrá apenas 40 centímetros y girará en torno a la Tierra a una órbita de unos cientos de kilómetros, a diferencia de los grandes que están a decenas de miles.

Este nuevo campo es alentado por el interés de consorcios e inversores privados que tratan de analizar su rentabilidad para diversos fines.

Punta de la tecnología aeronáutica mundial desde su fundación hace más de 60 años, las IAI entraron en el carrera espacial con el lanzamiento de su primer satélite a finales de los 80. Hasta ahora han puesto en órbita 14 satélites, convirtiéndose en uno de los ocho países del mundo capaces de realizar todo el trabajo de fabricar, lanzar y operarlos desde tierra.

Más allá de la inmensa disparidad en el precio, la gran diferencia entre un satélite normal y un nanosatélite es que por su tamaño éstos apenas llevan combustible —si es que lo llevan—, y por tanto no se puede elegir órbita, sino que se lanzan hacia un lugar y quedan ahí para su misión.

Mientras avanza en la nanotecnología, las IAI continúan su apuesta por los satélites de pequeño tamaño, un campo que desarrolló en función de sus necesidades de espionaje en los países vecinos de Oriente Medio.

Acerca de la experiencia de las IAI

Prueba

El primer satélite que pusieron en órbita fue el Ofek 1, un equipo lanzado al espacio con la única intención de demostrar que podían con esta hazaña.

Operativos

En 1995 fue el turno del Ofek 3 (espía), al que siguió en 2000 el Eros A, uno de los primeros del mundo de uso corporativo.

Altitud

Los equipos de uso civil necesitan una gran altitud para cubrir grandes partes del planeta, mientras que los militares quedan en órbitas mucho más bajas.


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