lunes, 4 de mayo de 2015

El telescopio que reemplazará al Hubble será 100 veces más potente

25 años de fotos magníficas. Desde que está en el espacio, el Hubble nos ha brindado imágenes del Universo como nunca antes lo habíamos visto. Pero la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y sus socios internacionales están trabajando a pleno en el telescopio para reemplazarlo. Su lanzamiento -desde la base europea de Kourou en la Guayana Francesa- está previsto para octubre de 2018.
Bautizado James Webb en honor al hombre que dirigió el destino de la agencia espacial estadounidense entre 1961 y 1968, tiene una potencia 100 veces superior al Hubble. "Si con el Hubble podemos ver las galaxias recién formadas, cuando el Universo tenía solamente mil millones de años, con el James Webb vamos a poder observar incluso cuando las galaxias eran más jóvenes y todavía se estaban formando”, le explica a BBC Mundo Pedro García Lario, astrofísico de la ESA.
¿En qué se diferencia de su antecesor? En principio en su tamaño. Su espejo principal tiene un diámetro de 6,5 metros (en comparación con los 2,4 del Hubble) y está formado por 18 espejos hexagonales que juntos forman uno. "Es tan grande que no cabe dentro del lanzador. Los espejos irán plegados y se desplegarán una vez que el aparato esté en el espacio”, dice García Lario.
Como el espejo está adaptado para observar en infrarrojo, el dispositivo está resguardado de los rayos del Sol por un escudo protector -que también se despegará en órbita- de aproximadamente 21 por 14 metros. "Son como 200 metros cuadrados. ¡Es como un departamento!”, dice García Lario.
"Otra peculiaridad es que sus instrumentos están optimizados para trabajar en infrarrojo”, explica el astrónomo. "Esto significa que vamos a poder observar una luz de una longitud de onda diferente a la que observamos con nuestros ojos”. Esto le permitirá mirar aún más hacia el pasado que el Hubble.
¿Por qué? Como la expansión del Universo se está acelerando, las antiguas galaxias se están alejando a gran velocidad. A medida que lo hacen, la luz que emiten se estira hasta alcanzar una mayor longitud de onda, que las hace parecer más rojas. Y, al hacer observaciones en infrarrojo, el James Webb podrá alcanzar los objetos más lejanos: las primeras estrellas y galaxias que se formaron tras el Big Bang.
Los investigadores también esperan obtener imágenes de los planetas fuera del Sistema Solar para analizar la composición química y física de su atmósfera a partir de la luz que viene de ellos.
En vez de orbitar alrededor de la Tierra como su antecesor (una vez cada aproximadamente 97 minutos, a una altura de entre 550 km y 600 km) el James Webb se situará en un punto conocido como Lagrange 2, a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta. Orbitará alrededor del Sol, conservando esa distancia con la Tierra.
A diferencia del Hubble, cuya misión de larga duración incluía la visita regular de astronautas para reparar o cambiar instrumentos, el diseño del James Webb asume que nadie podrá visitarlo en este punto tan distante de la Tierra. Por lo tanto, "todo tiene que salir bien en la primera instancia”, indica García Lario.
La vida útil del supertelescopio está calculada en unos cinco años, pero los científicos esperan que si todo sale bien, pueda estar operativo por una década.

No hay comentarios:

Publicar un comentario