domingo, 20 de julio de 2014

Dos bolivianos esperan ser elegidos para habitar el planeta rojo



Zaskia Antelo y Eduardo Condori fueron preclasificados al proyecto mars one. Explican sus razones para dejar la tierra

No le teme a los desafíos . Esta cruceña, de 20 años, lo ve como un reto personal y profesional. Cree que puede contribuir a la formación de una sociedad pacífica. Estudia Relaciones Internacionales y Antropología en Inglaterra. Le interesa investigar el resultado de la fusión de culturas que se puede generar a futuro en Marte

Por Ana María Copa Vásquez - Fotos Jorge Uechi/Enrique Canedo/Los Tiempos - Zaskia Antelo/Eduardo Condori - Locación Science Corner (Centro Boliviano Americano)


No es un sueño ni una película de ficción. Llegar a Marte es una intrépida aventura de la que quieren formar parte en la vida real dos bolivianos, un hombre y una mujer, cada uno con vidas diferentes, pero con el mismo espíritu aventurero que ahora los impulsa a buscar nuevas emociones para experimentar y para aportar con sus conocimientos.

Zaskia Elena Andrea Antelo Mercado, una cruceña de 20 años, estudiante de Relaciones Internacionales y Antropología, y Eduardo Paul Condori Aspiazu, un orureño de 35 años, licenciado en Informática, además de rescatista y paramédico, son los dos compatriotas preseleccionados entre más de 200.000 postulantes a escala mundial para habitar el ‘planeta rojo’ dentro del proyecto holandés Mars One (Marte Uno), que propone instalar allí una colonia humana.

Esa iniciativa privada, cuestionada por algunos escépticos, prevé enviar sin retorno a los primeros cuatro habitantes en 2025 y de allí a otra cantidad similar cada dos años. En la primera selección internacional quedaron 1.058 candidatos y ahora solo hay 705 aspirantes, que deberán someterse este año a entrevistas personales. Los que superen esa etapa iniciarán un entrenamiento especial y formarán parte de un ‘reality show’ que les hará seguimiento constante, mientras se suman recursos para el viaje.

Un viaje sin retorno

Pero, ¿por qué dejarlo todo atrás para irse a un planeta nuevo?
Zaskia Antelo lo ve como un reto personal y profesional. “Es un nuevo desafío. Quiero ayudar a construir una sociedad de paz. Además, me gustaría apoyar la investigación para que la Tierra no sufra los mismos problemas que Marte. Y en el aspecto antropológico me interesa ver la cultura que se puede crear allá, porque irán personas de diferentes razas y costumbres”, explica.

Esta joven mujer confiesa que no teme irse a un viaje sin retorno. “Sería como un renacer para mí. Me gusta vivir nuevas experiencias y conocer otros lugares, que luego los convierto en mi casa. El hecho de haberme ido a Inglaterra sola a mis 16 años me ayudó a ser más independiente. También estuve en China, fui a estudiar kung fu. Me atraen los ritmos duros y estrictos.

Eso me motiva a esforzarme más. Estos viajes me han ayudado a confiar más en mí misma. Conocí muchos estilos de vida. Aprendí más sobre el valor de la humildad y a no juzgar a los demás”, relata.

Lo que más extrañaría de la Tierra, según cuenta, aparte de su familia, sería a su novio y a su gatita Elizabeth. “Si pudiera, me los llevaría”, bromea y admite que preferiría viajar en los últimos grupos del proyecto porque así tendría más tiempo para cumplir sus metas pendientes.
Por su parte, Eduardo Condori dice que quiere contribuir con sus conocimientos como informático y paramédico al altruismo humano. “Quiero ser parte de la nueva historia de la humanidad y colaborar a los demás con lo que sé hacer. Me atrae la idea de llegar a colonizar un nuevo mundo. Aquí somos los mayores depredadores del planeta, podemos hacer un gran cambio allá”, enfatiza.

Confía en ser elegido entre los finalistas de este proyecto y si no lo logra, quiere volver a postularse hasta conseguir llegar al misterioso ‘planeta rojo’. “Creo estar preparado y entrenado para enfrentar este desafío. No pienso declinar. Además de que sería un gran orgullo ser un representante de Bolivia en esta travesía”, puntualiza Condori.

La cruceña intrépida
Zaskia Antelo es hija única. Su madre, Blanca Elena, admite haberle pedido inicialmente que desista de esa idea, pero luego dice haber aceptado su decisión.

“Como toda madre, obviamente no me gustaría perder a mi hija, pero ahora me toca apoyarla en sus sueños. Siempre le he dicho que debe ser responsable de su vida. He querido criar a mi hija independiente porque las madres no somos eternas. Ella frecuentemente me dice que hay que agarrar las oportunidades y que quiere dejar su nombre marcado en la historia”, cuenta la madre de esta inquieta joven.

Zaskia, siempre sonriente, no ahorra palabras para expresar lo entusiasmada que se siente con la idea de, en caso de ser elegida, poder contribuir a la formación de una comunidad pacífica sin guerras. No obstante, asegura que aguarda con paciencia los resultados finales del proceso de selección de candidatos.

Según cuenta, una amiga le envió un link de internet con la página oficial del proyecto Mars One y tras leerlo se animó a postular. “Había que llenar un formulario con varias preguntas. Me preguntaban cómo yo supero el estrés y otros problemas cotidianos. También me consultaban datos sobre mi personalidad. Además tuve que grabar un video explicando por qué quiero ir a
Marte y por qué ellos deberían escogerme. También querían saber qué pensaba hacer con mi vida aquí en la Tierra”, indica.

Después de seis meses, llegó la respuesta positiva. Era el 31 de diciembre de 2013. Había pasado tanto tiempo que Zaskia confiesa haber perdido la emoción, pues pensaba que no había pasado la prueba.

“Cuando llegó la respuesta me sorprendió y me alegré. Le conté primero a una amiga y ella me felicitó y me animó a seguir. Mi mamá se enteró recién de la noticia y al principio se opuso. Mis familiares y otros amigos me decían que estaba loca, que cómo iba a hacer eso. Pero luego mi madre me dio la libertad de escoger. Mi novio tampoco quiere que vaya, pero él dice que si me eligen, él también se postulará. Después de un mes recibí otro correo en el que me pedían hacerme un examen físico y mental. También pasé esa prueba y fue así que quedé entre las 700 personas en carrera”, explicó.

Esa joven, de larga cabellera negra y ojos semirrasgados, se encuentra actualmente en la capital cruceña, pero en unos meses retornará a Inglaterra para concluir su carrera universitaria. Está a un año de graduarse.

A futuro espera verse con un buen trabajo y viajando. “Quiero terminar la universidad, trabajar en Naciones Unidas, pagarme una maestría y ahorrar dinero para seguir haciendo lo que me gusta, viajar. Además quiero ganar plata para dársela a mi mamá porque ella ha gastado mucho en mí”, reflexiona.

En su tiempo libre prefiere quedarse en casa. Le gusta leer, dibujar y pintar para relajarse. Admite tener carácter fuerte, pero se la ve siempre bromista. Admira a las personas positivas, inteligentes y trabajadoras.

En espera de los resultados, Zaskia dice haberse dedicado a leer diversas publicaciones relacionadas con Marte y con el proyecto Mars One. A la par mantiene contacto con algunos postulantes de otros países.

“Yo estoy tranquila, creo que tengo todo lo que se requiere, pero espero pacientemente. Tiempo al tiempo. Aquí tengo aún varios planes de vida”, dice.

Un orureño emprendedor
Eduardo Condori es informático y tiene también una maestría en Telecomunicaciones. Administra la empresa Giga Bolivia, que brinda servicios informáticos a escala nacional. Asimismo, colabora en la fundación Upremedic, que imparte cursos de capacitación en el área prehospitalaria.

Tiene cuatro hermanos (tres varones y una mujer). Asegura haberse criado en un ambiente de superación constante. “De niño siempre buscaba sobresalir entre todos. Como parte de mi trabajo viajó a varios lugares dentro y fuera de Bolivia”, señala.
Destaca con emoción el entrenamiento que obtuvo en el grupo de búsqueda y rescate SAR de la Fuerza Aérea, al que se unió al terminar la universidad.

“Actualmente estoy colaborando como voluntario con el servicio de búsqueda de la Armada boliviana. En esas misiones he ido capacitándome en rescate, y luego me gradué como paramédico con especialidad en atención prehospitalaria. Esta actividad ha reforzado mi vocación de ayudar, sin esperar nada a cambio. Una sonrisa y un gracias son mi mejor recompensa”, exclama.

Además de sus actividades laborales, disfruta de pasar varias horas en internet informándose e intercambiando conocimientos y experiencias. Además dice que le gusta cocinar y ver películas de acción y ciencia ficción. Asegura mantener una actitud optimista y valora la sinceridad.

En 10 años se ve en Estados Unidos siendo ya capacitado dentro del proyecto Mars One.

“Confío en que llegaré hasta la última fase y si no lo consigo, volveré a postular porque la convocatoria se repetirá cada dos años. Estoy decidido”, asegura.

Según cuenta, la idea de ir en un viaje sin retorno a Marte no convencía en un inicio ni a su familia ni a sus amigos ni a su novia, pero ahora dice sentir más su apoyo. “Me han dicho que estoy loco y que parezco decepcionado de la vida por haber tomado esa decisión. Sin embargo, en la medida que ha ido avanzando la selección y se ha ido reduciendo la cantidad de
postulantes aprobados, ya me están apoyando. Mi madre me dijo: ‘Si tú eres feliz así, yo soy feliz’. Algunos familiares incluso ya quieren imitarme y postularse para futuras convocatorias”, revela Condori.

Lo que más extrañaría además de su familia, según indica, es la comunicación y la comodidad. “Dicen que enviar un ‘hola’ desde allá por internet puede tardar unos 30 minutos”, comenta.

La noticia de haber sido preseleccionado para esta sorprendente travesía dice haberlo conmovido bastante y está pendiente del avance del mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario