lunes, 15 de julio de 2013

El polvo amenaza la vuelta a la Luna

Agencias espaciales de todo el mundo tienen planes para continuar la exploración de la Luna en las próximas dos décadas, enviando robots cada vez más sofisticados que allanen el camino a los astronautas que, algún día, vuelvan a caminar sobre la superficie lunar. Sin embargo, no será fácil.

Un contratiempo importante para estos proyectos es el polvo que se encuentra en la superficie lunar, un material abrasivo, pegajoso y poco saludable para respirar.

Un equipo anglo-francés de científicos ha modelado cómo este polvo afectará a los vehículos rover que viajen por la superficie lunar. Y ha concluido que existe un grave riesgo de que rovers que se mueven alrededor de la salida y la puesta del Sol puedan quedar envueltos en polvo. El trabajo ha sido presentado en la Reunión Nacional de Astronomía que se celebró en St. Andrews (Reino Unido).

En la década de los 60 y los 70, los Estados Unidos y la Unión Soviética enviaron a nuestro satélite natural una serie de misiones robóticas (Surveyor y Luna) y tripuladas (las Apolo).

Todas estas misiones dieron a los científicos contemporáneos un banco de datos sobre el medio ambiente lunar, incluyendo su molesto polvo. Los principales problemas asociados con él son su abrasividad, la adherencia a las ropas y los equipos, la reducción de la visibilidad, especialmente durante el aterrizaje, y el efecto sobre la salud humana de la inhalación de las partículas de polvo.

Además los astronautas descubrieron que el polvo lunar se pegaba a todos los materiales, algo que podría ser fatal si dañara sistemas de soporte vital.

Simulación

La nueva investigación, presentada por Farideh Honary, de la Universidad de Lancaster, muestra un estudio del movimiento simulado del polvo lunar cerca de un rover.

Las simulaciones se realizaron para dos situaciones lunares diferentes: la frontera entre la noche y el día, cuando el Sol se sale o se pone, y a plena luz del día. El rover se modeló como una caja rectangular de 3m x 1,5m x 2m colocado un metro por encima de la superficie lunar.

Además, los científicos simularon una superficie lunar de 30 m de largo por 30 m de ancho y 20 m de altura. Las partículas de polvo se introdujeron en la simulación durante un periodo de tiempo, cuando la superficie y el rover estaban en equilibrio eléctrico.

Un rover con forma de cúpula

En las pruebas, las partículas de polvo viajaron hacia arriba por encima de la altura de la rover, pero los resultados sugieren que se movieron en diferentes direcciones según el momento del día que se estaba representando. En el lado diurno, las partículas son empujadas hacia el exterior y en el que recrea las condiciones de puesta y salida del Sol, el polvo viaja arriba y abajo sobre el rover, reagrupándose en el vacío sobre éste.

Los resultados sugieren que una estructura como un rover puede recoger una cantidad importante de polvo con el tiempo y que esto va a pasar con mayor rapidez al amanecer y al atardecer.

Honary cree que esto tiene implicaciones para el diseño del rover: “En la mayor parte de la superficie lunar un rover experimentaría aproximadamente 14 días de luz solar seguidos de 14 días de oscuridad, por lo que la transición entre los dos durará mucho tiempo para los estándares terrestres. Los ingenieros realmente necesitan pensar en ello”, señala.

Una solución podría ser la construcción de “un robot con forma de cúpula para que el polvo simplemente caiga al suelo”. (ABC Madrid)

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