lunes, 10 de junio de 2013

La primera mujer astronauta busca viaje sin regreso a Marte



La rusa Valentina Tereshkova, la primera mujer en viajar al espacio, declaró que pese a su edad está lista para viajar a Marte, incluso con pasaje sólo de ida. Según la NASA, los astronautas que se dirijan al planeta rojo se expondrían al límite de radiación aceptable para un ser humano, e incluso más.

“Marte es mi planeta favorito”, dijo Tereshkova, de 76 años, durante una conferencia de prensa en la Ciudad de las Estrellas, un pequeño pueblo al noreste de Moscú, sede de un centro de entrenamiento para cosmonautas. “Los primeros vuelos serán sin lugar a dudas idas simples. Estoy lista para ello”, declaró. Rusia celebrará el domingo el 50º aniversario del vuelo histórico de Tereshkova, que el 16 de junio de 1963, a la edad de 26 años, despegó desde el cosmódromo de Baikonur, en las estepas de Kazajistán, a bordo de la nave espacial soviética Vostok-6.

Los expertos coinciden en que posar de manera segura a los astronautas en la superficie de Marte es probablemente uno de los mayores retos de una misión tripulada al planeta rojo.

“El nivel de exposición a la radiación que medimos está justo en el límite, o tal vez más allá de lo que es considerado aceptable para toda una carrera como astronauta”, dijo Cary Zeitlin, uno de los investigadores de la NASA que analizaron la radiación medida por un instrumento a bordo del Mars Science Laboratory, que transportó al robot Curiosity durante su vuelo desde la Tierra a Marte entre noviembre de 2011 y agosto de 2012.

Exposición. La NASA estima que un astronauta no puede estar expuesto a más de 1.000 milisieverts (mSv) a lo largo de su carrera, lo que aumentaría del 3% al 25% el riesgo de morir de cáncer. La probabilidad “normal” de perder la vida por cáncer en la población general es de aproximadamente 22%, señaló Stephen Davison, científico de la NASA.

En el espacio, los astronautas están expuestos a dos tipos de radiación: los rayos cósmicos galácticos y las partículas que emanan del Sol. Los primeros están dotados de una energía muy alta, que no es frenada por la protección con la que están equipadas la naves espaciales hoy en desarrollo. Pero este tipo de defensa puede ser un escudo eficaz contra las partículas solares, por lo general con mucho menos energía, según los especialistas.

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