lunes, 1 de abril de 2013

Los desechos de la conquista del espacio estelar

En poco más de medio siglo el espacio que rodea a la Tierra ha pasado de ser una frontera inalcanzable a un vertedero.

Restos de cohetes, satélites viejos y miles de fragmentos que viajan 10 veces más rápido que la bala de un rifle de asalto componen una peligrosa nube de basura espacial que año tras año va creciendo.

Algunos expertos han advertido de que cada vez es más probable que haya un efecto cascada de basura chocando contra basura que podría dejar sin comunicaciones a miles de personas e incluso inhabilitar el uso de ciertas zonas de la órbita terrestre.

La gran mayoría son menores a un centímetro, pero son millones y representan riesgos tanto para el equipo espacial activo (satélites, astronautas y la Estación Espacial Internacional), como para los humanos que contemplan las estrellas aquí abajo.

En la actualidad hay unos 16.000 fragmentos de chatarra de más de 10 centímetros identificados y cuya ruta se sigue desde Tierra para evitar daños. Otra gran masa de entre 300.000 y 600.000 objetos de más de un centímetro (suficiente para arruinar un satélite) permanece sin identificar.

Las entidades que operan los satélites han sobrevivido hasta ahora esquivando la basura cuando es menester. Todos los satélites salen al espacio con combustible para unos 15 años, lo que les permite cambiar su órbita si es necesario. Cuando surge una alerta por colisión, el satélite o la nave enciende sus propulsores para esquivar la chatarra, algo que también hace con frecuencia la Estación Espacial Internacional, el único lugar del espacio habitado de forma continua.

Estas maniobras reducen la vida útil de los satélites. Según la Comisión, sólo las maniobras para esquivar chatarra generan unos gastos de 140 millones de euros (más de 150 millones de dólares) cada año y ese coste ascenderá a 210 millones durante esta década debido al constante crecimiento del basurero espacial.

La basura espacial es todo desperdicio fabricado por el hombre que hay en el espacio como los satétiles fuera de uso, fragmentos de lanzacohetes, satélites inactivos, pedazos rotos y residuos de combustibles no quemado.

En 1965, cuando se llevó a cabo la primera caminata espacial, el astronauta Edward White perdió un guante, perteneciente a su traje espacial.

Este guante permaneció en órbita por un mes a una velocidad de 28.000 kilómetros por hora. Aunque en un primer plano estos objetos no parezcan riesgosos, son peligros. El pequeño tamaño de los restos y su alta velocidad los convierten en proyectiles muy peligrosos.



DATOS

95% de los desechos que circundan al planeta fueron generados por las misiones espaciales

18.000 millas por hora viajan estos fragmentos



Algunas propuestas para barrer la chatarra espacial

La chatarra espacial es un problema mundial que afecta no sólo el espacio estelar, sino también el terrestre. Ante, la amenaza existente, a lo largo de este tiempo se presentaron varios proyectos.

Las distintas instituciones espaciales han propuesto y estudian continuamente sistemas para la eliminación de los residuos del espacio, pero más allá de la teoría -y del control exhaustivo a través de radares y telescopios ópticos para evitar colisiones- aún no se ha llevado a la práctica ningún método de limpieza real del espacio y los pedazos de basura se siguen acumulando.

Entre los proyectos propuestos están: Lanzamientos de cohetes auxiliares, disparos desde la Tierra con rayos láser, satélites robóticos, geles espaciales y arpones para pescar chatarra.

En enero de 2007, China disparó un misil sobre su propio satélite, el Fengyun-1c, incrementando un 25 por ciento la cantidad total de basura espacial.

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