viernes, 19 de abril de 2013

A LA CAZA DE UN ASTEROIDE

La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) anunció que tiene como objetivo capturar, relocalizar y analizar por primera vez un asteroide antes de 2025 para investigar la viabilidad de la minería en estas rocas y ensayar la tecnología, en destinos cercanos, antes de ir a Marte el 2030.

"Esta misión supone una hazaña tecnológica sin precedentes que conducirá a nuevos descubrimientos científicos y capacidades tecnológicas, además de ayudarnos a proteger nuestro planeta", indicó Charles Bolden, jefe de la NASA.

La idea parece sencilla y consiste en localizar primero un pequeño asteroide (entre cinco y siete metros), enviar hasta él una nave capaz de capturarlo y arrastrarlo hasta la órbita alrededor de la Luna —cercanías de la Tierra—, donde se quedará estacionario y estará al alcance de los astronautas que podrán visitarlo y estudiarlo. Los astronautas traerían muestras a la Tierra. Será la primera vez que el hombre manipula un objeto celeste de esas características.

Riesgos

En cuanto a los posibles riesgos, la NASA asegura que la misión no supondría amenaza alguna para la Tierra, pues los asteroides elegidos serían del tipo C (condritas carbonáceas, los más comunes), que tienen la misma densidad que “una bola de barro seca”, por lo que si se dirigiera hacia la Tierra no habría peligro de impacto, pues se desintegraría al entrar en la atmósfera.

La NASA explica que toda la tecnología necesaria para desarrollar esta misión está actualmente disponible. Por un lado, los conocimientos sobre los varios tipos de asteroides y sus localizaciones aumentaron en las últimas décadas. Por otro, años de experiencia en la Estación Espacial Internacional sirvieron para conocer con detalle cómo los humanos pueden vivir y moverse por el espacio. La construcción del robot que “cazará” la piedra costará 78 millones de dólares y será lanzado en 2017.

“Aparcado” cerca de la Luna

La idea no es nueva, el proyecto fue sugerido por primera vez hace un año por el Instituto Keck de Estudios Espaciales y adoptado después por la NASA y por la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca.

Para llegar al objetivo y traerlo a la Luna se utilizarían impulsores eléctricos y de energía solar. El asteroide sería “aparcado” cerca de la Luna en una órbita estable, probablemente al segundo Punto de Lagrange entre la Tierra y la Luna (EML2) sería algo técnicamente posible y presupuestariamente asequible.

Los puntos de Lagrange son las cinco posiciones de un sistema orbital en las que las fuerzas gravitatorias de dos cuerpos (por ejemplo la Tierra y la Luna) se equilibran, de modo que un objeto pequeño (como un satélite o un asteroide) puede mantenerse estacionario con respecto a los dos más grandes.

EML2, situado sobre la cara oculta de nuestro satélite, es uno de esos cinco puntos gravitatorios privilegiados del sistema Tierra-Luna. Luego (en 2021), los astronautas llegarían a él en la cápsula Orión y propulsados por un nuevo cohete (ambos están en construcción) con el objetivo de explorarlo, ensayar la tecnología necesaria para otras misiones.



Ver los recursos

Además que el proyecto podría resultar de gran utilidad en el caso de que nos viéramos amenazados por un asteroide que siguiera una ruta directa de colisión contra nosotros, también está presente el creciente interés de más de una compañía privada por encontrar un medio de explotar comercialmente los recursos de los asteroides, en especial agua y metales.

Es el caso, por ejemplo, de Planetary Resources.

La empresa, que está financiada por Google, tiene como objetivo la explotación minera espacial y está preparando, precisamente, una batería de pequeños telescopios espaciales que serán desplegados en la órbita terrestre con la misión de localizar asteroides “potencialmente explotables” y estudiar su composición.

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