“No sé si hay olor en el lejano cosmos, pero alrededor de la Estación Espacial Internacional huele seguro”, comentaba en 2010 el astronauta ruso Alexander Skvortsov, según recuerda el sitio RT. “Es comparable al que se produce cuando de niño golpeas una piedra de granito contra otra”, precisaba.
El olor del Universo es algo que inquietaba a la NASA desde hace tiempo. Muchos empleados sentían ganas de vomitar cuando debían limpiar o revisar las naves que habían regresado del espacio.
“No nos damos cuenta. Pero a la hora de regresar a la Tierra, un equipo de ayudante que entra en la cápsula empezaba a temblar. Olía a sótano húmedo, a seres humanos, casi igual como en un vestuario de fútbol”, confiesa el astronauta Jean-François Clervoy.
La agencia espacial buscará ahora reproducir el hedor del Universo en la Tierra con el fin de preparar el sentido olfativo de los astronautas y otros agentes para que, en el momento preciso, la pestilencia no los tome por sorpresa.
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