El hallazgo revela una nueva consecuencia del calentamiento global y proporciona una importante clave para comprender los impactos del cambio climático y el medio ambiente en el Océano Ártico y su ecología.
La expedición llamada ICESCAPE, o Impactos del Cambio Climático sobre los ecosistemas y Química del Medio Ambiente Ártico del Pacífico (Impacts of Climate on EcoSystems and Chemistry of the Arctic Pacific Environment), exploró las aguas del Ártico en los mares de Beaufort y Chukchi a lo largo de las costas oeste y el norte de Alaska a bordo de un rompehielos de la Guardia Costera de los EE.UU.
"Acabamos de hacer un descubrimiento que se espera que ayude a los investigadores y administradores de recursos a comprender mejor el Ártico", dijo Paula Bontempi, bióloga de la NASA y directora del programa marino de biogeoquímica en Washington.
Por su parte, Kevin Arrigo de la Universidad de Stanford en Stanford, California, jefe de la misión ICESCAPE y autor principal del nuevo estudio sostuvo que "si alguien me hubiera preguntado antes de la expedición ya sea que se vea bajo el hielo flores, yo les habría dicho que era imposible. Fue una completa sorpresa".
El descubrimiento fue hecho durante una expedición oceanográfica de la NASA en los veranos de 2010 y 2011, pero fue revelado recién ayer por la revista Science.
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