miércoles, 13 de abril de 2011

El astronauta bajito y humilde de 27 años entró a la historia

Hace medio siglo, el hijo de un carpintero ruso, Yuri Gagarin, se convirtió en el primer ser humano en realizar un viaje espacial, en una hazaña que dejó una impronta en la historia y marcó el mayor éxito de la Unión Soviética en plena Guerra Fría con Estados Unidos.

El vuelo de 108 minutos llevado a cabo el 12 de abril de 1961 por el joven cosmonauta de 27 años es aún motivo de orgullo para los rusos, dos décadas después del derrumbe de la URSS. Y la muerte de Gagarin en un accidente de avión, en 1968, acrecentó su figura mítica.

El retorno sano y salvo de Gagarin en medio de la estepa rusa, donde una anciana, tras reponerse de su asombro al verlo bajar en paracaídas, le dio pan y leche, forma parte de los grandes momentos de esa aventura convertida en leyenda.

Sus orígenes populares -un padre carpintero y una madre campesina- jugaron a favor de su candidatura para transformarse en el primer hombre en el espacio, frente a su rival Gherman Titov, proveniente de una familia de docentes y con la desventaja de tener un nombre de consonancia germánica, según sus biógrafos.

Nacido en marzo de 1934 , tras una infancia difícil marcada por la guerra y la ocupación nazi, Gagarin se dedicó a trabajar como obrero metalúrgico.

El joven Gagarin, apasionado por la aviación, se inscribió en una escuela militar de Orenburgo (Urales) y asume por primera vez el mando de un avión en 1955. En 1959 una comisión seleccionó voluntarios para pilotar un “tipo moderno de aparato”, su pequeña talla -de apenas 1,60 metros- jugó a su favor.

20 candidatos comenzaron un entrenamiento de un año en un centro secreto de Moscú. Con el paso del tiempo, no quedaron más que 12, y luego seis, entre ellos Gagarin.

Este hombre rubio, de ojos azules y sonrisa casi infantil, encarna el arquetipo del hombre ruso puesto como ejemplo por la propaganda soviética.

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