martes, 27 de febrero de 2018

Confirmado: la Luna afecta a la cantidad de lluvia

Un equipo de investigadores de la New University de Washington acaba de descubrir que cuando la Luna está más alta en el cielo, su gravedad crea “abultamientos” en la atmósfera que provocan cambios en la cantidad de lluvia que cae sobre la Tierra. El estudio se acaba de publicar en Geophysical Researc Letters y en él se asegura que, aunque pequeños, los efectos de nuestro satélite sobre la lluvia son perfectamente medibles.

“Por lo que yo sé -afirma Tsu-basa Kohyama, del Departa-mento de Ciencias Atmosféri-cas de la Universidad de Washington y autor principal del trabajo- este es el primer estudio capaz de conectar de forma convincente la fuerza de marea de la Luna con las precipitaciones”.

Kohyama estaba estudiando las ondas at-mosféricas cuando notó una ligera oscilación en la presión del aire. Junto al coautor de la investigación, John Michael Wallace, también de la Universidad de Washington, el científico ha de-dicado dos años enteros a rastrear el fenómeno.

Los cambios de presión del aire ligados a las fases lunares fueron detectados por primera vez en 1847, y los de temperatura en 1932. Pero éste es el primer trabajo que demuestra que el tirón gravitatorio de la Luna es capaz, también, de tener consecuencias sobre la lluvia.

Cuando la Luna está alta, su gravedad hace que la atmósfera de la Tierra se abulte hacia ella, por lo que la presión o el peso de la atmósfera de ese lado del planeta sube. Las altas presiones hacen que aumente la temperatura de las columnas de aire que hay debajo. “Es como un recipiente que se hace más grande cuando aumenta la presión -explica Kohyama-. La humedad relativa, que afecta a la lluvia, es menor y, por lo tanto, afecta negativamente a las precipitaciones”.

Para realizar su trabajo, Koh-yama y Wallace utilizaros series de datos recolectadas por la NASA y la agencia espacial japonesa durante 15 años, desde 1998 a 2012, y han demostrado que las lluvias son ligeramente inferiores cuando la luna está más alta. El cambio supone apenas un uno por ciento de las precipitaciones normales, demasiado sutil como para afectar de forma sensible a la vida o al tiempo. Pero el he-cho es que ese cambio existe.

“Nadie debería dejar de llevar paraguas solo porque la Luna es creciente”, afirma el investigador. Pero el efecto puede ser utilizado para poner a prueba los diferentes modelos climáticos, y comprobar así si su física es lo suficientemente buena como para reproducir la forma en que la atracción lunar conduce a situaciones de menos lluvia.

Wallace planea ahora continuar profundizando sobre el fenómeno para comprobar si también ciertos tipos de precipitaciones, como las lluvias to-rrenciales, son más susceptibles a las fases de la Luna, y si la frecuencia de las tormentas muestra, también alguna “conexión lunar”.

José Manuel Nieves

FUENTE: ABC - Ciencia

viernes, 12 de enero de 2018

Una razón más (y muy real) para temer a los asteroides

La probabilidad de que un asteroide colisione con la Tierra es más alta de lo que se creía hasta ahora, después de que un grupo de investigadores de la República Checa haya descubierto una nueva cadena de asteroides que viajan alrededor de nuestro planeta y presentan un peligro potencial.

El equipo estudió 144 grandes cuerpos estelares dentro de Taurus, una corriente de meteoros que viaja tan cerca de nuestro planeta que en ocasiones es visible desde nuestro planeta. El grupo de científicos checos descubrió una nueva rama de Taurus que contiene al menos dos asteroides que miden de 200 a 300 metros de diámetro. La

rama podría incluso contener asteroides aún más grandes que todavía no han sido descubiertos, según el comunicado de la Academia de Ciencias de la República Checa.

Taurus se acerca a la Tierra cada varios años para una 'cita' que dura unas tres se-manas. El comunicado de la academia checa señala que durante esta época la probabilidad de una colisión con alguno de los masivos asteroides de Taurus es significativamente mayor.

Para evitar una catástrofe, los científicos señalan que es necesario estudiar el fenómeno más detalladamente para obtener una mejor comprensión “de esta fuente real de objetos potencialmente peligrosos”. FUENTE: RT

— Erika Martiń (@ErikaMartinWx) 8 ноября 2015 г.

¿Y si la Estrella de Belén fue una extraña conjunción planetaria?

El debate sobre la auténtica naturaleza de la Estrella de Belén llega puntualmente cada año por estas fechas. Astrónomos, historiadores y teólogos llevan décadas reflexionando sobre qué fue lo que guió a los Reyes Magos de Oriente hasta el recién nacido, según el relato bíblico. Más allá del milagro y el hecho religioso, la ciencia intenta dar significado a algo que ocurrió hace más de 2.000 años. ¿Fue un cometa lo que marcó el inicio de nuestra era? ¿La explosión de una potente y brillante supernova? Aleks Scholz, de la Facultad de Física y Astronomía de la Universidad de St Andrews (Escocia) y director del Observatorio Univer-sitario, cree quizás debamos sustituir las es-trellas por planetas en el arbolito navideño. Ha llegado a la conclusión de que lo que vieron los sabios en el cielo fue en realidad una conjunción planetaria.

En muchas representaciones artísticas, la Estrella de Belén parece un cometa, con una gran cola fulgurante saliendo de su cabeza. Pero según Scholz, hay muchas razones pa-

ra apartar esa hipótesis. Por un lado, los co-metas no se ven como estrellas, “y estas personas no eran estúpidas”, dice el astrónomo. El cometa Halley, el candidato más obvio, apareció en el cielo el año 12 a. C., varios años antes de la fecha de nacimiento plausible de Jesús. Además, los cometas eran vistos como heraldos de la perdición, y la llegada de este niño era un acontecimiento alegre.

Otra teoría postula que la Estrella de Belén era en realidad una nueva estrella en el cielo, una nova o una supernova. Originalmente fue idea del famoso astrónomo Johannes Kepler, “pero lamentablemente no tenemos registros independientes de una supernova brillante en este período. Eso no quiere decir que no su-cediera, por supuesto. Hoy observamos estos objetos rutinariamente, pero en ese momento las personas no habrían sabido cómo interpretarlos”, dice el investigador.

ENCUENTROS EXTRAÑOS

Para Scholz, las explicaciones más verosímiles para la Estrella de Belén involucran múltiples planetas situados cerca: una conjunción planetaria. De hecho, se produjeron varios encuentros extraños entre planetas prominentes en el período de tiempo correcto.

En el año 7 a. C., Júpiter y Saturno se en-contraron tres veces. Un año después, se unieron a Marte. Lo que siguió fue una fantástica secuencia de conjunciones entre los años 3 y 2 a. C.: Saturno con Mercurio, Sa-

turno con Venus, Venus con Júpiter y Venus con Mercurio. Después, de nuevo Júpiter con Venus, y esta vez se acercaron tanto que pu-dieron parece uno solo para el ojo humano.

Entonces Júpiter se detuvo en la constelación de Virgo, visto desde Jerusalén directamente sobre Belén. El investigador cree que se trata de un espectáculo de planetas con una gran importancia astrológica que ocurre en el momento adecuado, aunque esa última parte aún se debate. “Tal vez deberíamos eliminar las estrellas en forma de cometa de los árboles de Navidad y reemplazarlas por planetas triples”, propone.

UN GOBERNANTE HA NACIDO

No es la primera vez que los científicos apuestan por una conjunción planetaria co-

mo explicación a la Estrella de Belén. Grant Mathews, profesor de astrofísica y cosmología teórica en el Departamento de Física de la Universidad de Notre Dame’s College of Science, explicaba algo similar hace algunos años. Los Reyes Magos, probablemente sacerdotes del Zoroastrismo de la antigua Babilonia y Mesopota-mia, pudieron quedar fascinados por una alineación en la que el Sol, Júpiter, la Luna y Saturno estaban todos en Aries, mientras que Venus se encontraba al lado en Piscis, y Mercurio y Marte en el otro lado en Tauro. Esos astros hablaban de un gobernante con un destino especial nacido en Judea. Según calculaba Mathews, el fenómeno no se repetirá en 500.000 años.

El Papa emérito Benedicto XVI en su libro “La infancia de Jesús” ya apuntaba a un conjunción planetaria como el fenómeno astronómico que pudo haber llevado a los sabios hasta Belén. Pero quizás esta sea una de esas hermosas historias que siempre irán acompañadas de una parte de misterio.

J. DE J.

FUENTE: ABC

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Claves para ver la lluvia de estrellas desde Bolivia


Volcá los ojos al cielo. Uno de los espectáculos cósmicos más esperados del año comienza la noche de este miércoles y se prologará por tres días, siendo visible desde cualquier lugar del mundo.

El máximo esplendor de este fenómeno se verá la noche del 13 al 14, explica Rodolfo Zalles, director del Observatorio Astronómico de Tarija, y añade que la noche siguientes se podrá ver también meteoros pero en menor cantidad.

Mira algunas claves para apreciar este fenómeno desde Bolivia:

Hora. El fenómeno arrancará a las 19.00 en hora boliviana pero se podrá apreciar a partir de las 22.00 cuando la constelación de Géminis aparece en nuestro horizonte, explica Zalles. Sin embargo, la mejor hora para presenciar la lluvia de estrellas es entre la una y las cinco de la madrugada, cuando habrá mayor cantidad de meteoros por minuto.

Cuándo. A partir de la noche del miércoles y hasta la noche del sábado.

Frecuencia. Caerán 120 meteoros por hora a una velocidad de 35 kilómetros por segundo, en el momento central del fenómeno (entre la 1 y 5 de la madrugada de este jueves).

Probabilidad de ver. Según los especialistas, el fenómeno tendrá condiciones de visibilidad muy favorables, ya que al retrasarse la próxima Luna nueva, el satélite no opacará el espectáculo en el cielo.

Cómo mejorar las condiciones. Al tratarse de una de las lluvias más abundantes, no es necesario contar con instrumentos técnicos para observarla. No obstante, se recomiendan alejarse de la contaminación lumínica de las ciudades para apreciar mejor la luz de los meteoros.

Qué son las Gemínidas. La 'lluvia de estrellas' es una expresión que no describe de manera exacta el fenómeno, porque no son estrellas lo que cae sobre la tierra sino el rastro lumínico que crean los meteoros al entrar a la atmósfera terrestre, normalmente fragmentos de la cola de un cometa. En este caso se llama lluvia de gemínidas por que se hacen visibles en la constelación zodiacal Géminis.

jueves, 12 de octubre de 2017

Un asteroide pasará este jueves cerca de la Tierra


Un pequeño asteroide, del tamaño de una casa, pasará este jueves a unos 42.000 kilómetros de la Tierra, una distancia escasa en términos astronómicos, equivalente a una décima parte de la distancia a la Luna, pero que no implica el más mínimo riesgo, según han informado las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA) y Europa (ESA).

El objeto, bautizado como 2012 TC4, lleva una velocidad relativa con respecto a la Tierra de 7,3 kilómetros por segundo. Sin embargo, no será visible a simple vista ni siquiera desde Australia u otros territorios cercanos.

Pero lo que hace especial a este asteroide en particular, es que fue elegido para poner a prueba un sistema de alerta temprana para la visita de asteroides.

"Es un caso para entrenarnos", señaló Detlef Koshcny, investigador del programa para la detección de objetos cercanos a la Tierra de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).

"Estamos practicando para cuando tengamos un caso realmente serio", manifestaron desde la ESA, según BBC.

Por el momento, no se han encontrado formas de modificar las trayectorias, con lo cual la solución es evacuar la zona de riesgo para evitar víctimas.

Cabe aclarar que 2012 TC4 es uno de miles de asteroides cuya posición en el espacio es conocida por las agencias espaciales, pero existen millones de otros objetos cuyos movimientos se desconocen.


Satélite de la NASA revela picos estacionales de emisiones de CO2 en la Tierra



Un satélite de la NASA reveló picos estacionales de emisiones de dióxido de carbono (CO2) alrededor de la Tierra y el aumento de los niveles de polución que contribuyen al calentamiento global, informó este jueves un grupo de científicos.

Los resultados de cinco estudios publicados en la revista Science se basan en los datos recogidos por el satélite Orbiting Carbon Observatory-2 --también conocido como OCO-2--, que fue lanzando por la agencia aeroespacial estadounidense en 2014.

El objetivo de este programa es examinar la circulación y evolución en la atmósfera del CO2 producido por la combustión de energías fósiles.

"Estos datos revelan un cambio sorprendente en el ciclo de carbono en el hemisferio norte según las estaciones, con un claro aumento del CO2 en la atmósfera en primavera (boreal) procedente de la vegetación terrestre", apunta uno de los estudios.

"Durante el invierno (boreal), la producción de CO2 procedente de las plantas es mínima, mientras que la descomposición de los vegetales alimenta la producción de CO2 cuando las temperaturas suben", precisan los investigadores.

"Esto, combinado con las continuas emisiones de la combustión del carbono y los hidrocarburos por encima (del territorio) de China, Europa y Estados Unidos, explica que las tasas estacionales de CO2 alcancen los niveles más altos en abril en el hemisferio norte", puntualizan.

Con el avance de la primavera y la llegada del verano, las plantas comienzan a absorber de nuevo más CO2.

Otro de los estudios determinó que la corriente cálida de El Niño, que aparece periódicamente, desencadenó recientemente emisiones de CO2 más importantes en los trópicos que en años anteriores.

De esta forma, en 2015 El Niño "provocó la emisión de cerca de 2.500 millones de toneladas de carbono más en la atmósfera que en 2011".

Los científicos afirman que este cambio se explica principalmente por una disminución de las precipitaciones en Sudamérica y un aumento de las temperaturas en África, un fenómeno que debería ir a peor de aquí a final de siglo con el calentamiento global.

En Asia tropical, el aumento estacional de emisiones de CO2 es consecuencia sobre todo de la combustión de la biomasa. (12/10/2017)

Los planetas enanos también pueden tener un anillo a su alrededor



Haumea es un planeta enano situado más allá de Neptuno, que tiene forma de balón de rugby, gira muy rápido -su día dura cuatro horas- y está compuesto en gran parte por agua helada, pero además, según una nueva investigación, cuenta con un anillo propio formado probablemente por fragmentos de roca y hielo.

Es la primera vez que se descubre un anillo en un planeta enano, hallazgo que se describe en la revista Nature.

La investigación está liderada por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España y profundiza en el conocimiento del que hasta ahora era el menos conocido de los planetas enanos de nuestro sistema: Plutón es el más célebre de estos cuerpos celestes, seguido de Eris, Ceres y Makemake.

Hasta ahora solo se conocía la existencia de anillos alrededor de los planetas gigantes, como Saturno y Júpiter, y alrededor de algún cuerpo menor, como Cariclo, el primero en el que se halló uno (la Unión Astronómica Internacional clasificó en 2006 los objetos celestes en planetas, planetas enanos y cuerpos menores).

Con este estudio, "hemos descubierto que los planetas enanos también pueden tener anillo", señala en una nota José Luis Ortiz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (sur), que encabeza el trabajo.

El anillo se encuentra a una distancia de 2.287 kilómetros respecto al centro de Haumea y es más oscuro que la propia superficie del planeta enano.

La explicación para la formación del anillo en Haumea son varias; pudo surgir tras una colisión con otro objeto o por la liberación de parte del material superficial -hielos, materiales orgánicos y rocas- debido a la rápida rotación de Haumea.

"El mecanismo de expulsión podría ser mixto, colisional y rotacional, ya que una colisión no muy enérgica puede ser suficiente para arrancar gran cantidad de materia cuando el cuerpo rota muy rápido", detalla a Efe Ortiz.

En cuanto a cuándo se formó, la impresión de Ortiz es que puede ser muy antiguo, formado en las primeras fases de desarrollo del sistema solar, quizá en la época de inestabilidad dinámica que pudo dar lugar al proceso conocido con las siglas LHB (late heavy bombardment) -bombardeo intenso de cuerpos contra la Tierra y Luna algunos cientos de millones de años después de la formación del sistema solar-.

"En esa etapa de inestabilidad hubo una gran cantidad de colisiones violentas, pero la formación quizá pudo ser anterior o posterior, aún no tenemos maneras de poder datar la edad de los anillos en el sistema solar".

Este primer hallazgo de un anillo alrededor de un objeto más allá de Neptuno muestra que la presencia de anillos podría ser mucho más común de lo que se creía en los sistemas planetarios, resume.

Observar estos planetas enanos del cinturón de hielo y roca que orbitan más allá de Neptuno conlleva una gran dificultad: son muy pequeños, brillan poco y están a una enorme distancia de la Tierra.

Para captarlos, existe un método llamado de ocultación estelar, que consiste en observar al objeto cuando pasa por delante de estrellas de fondo, de manera que produce un pequeño eclipse.

Esta fórmula permite determinar sus características físicas principales -tamaño, forma, densidad-.

Los investigadores predijeron que Haumea pasaría delante de una estrella el 21 de enero de 2017 y doce telescopios de diez observatorios europeos observaron el fenómeno, lo que posibilitó que se pudiera reconstruir con mucha precisión la forma y tamaño de Haumea, con la sorpresa de que el planeta es bastante más grande -entre un 20 y 30 %- y menos reflectante y denso de lo pensado.

Para Agustín Sánchez, del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco y otro de los firmantes, esta investigación muestra que se puede hacer ciencia de vanguardia e importantes descubrimientos mediante la técnica de ocultación estelar usando telescopios pequeños cuando se coordinan a la perfección.

Además, el trabajo impulsa la búsqueda de anillos en otros cuerpos de esta familia de objetos para intentar entender sus mecanismos de formación. (11/10/2017)